No corresponde solo al Gobierno Nacional enfrentar la inequidad regional en la distribución de las 10.000 becas.
Una vez se acepta que este sí es un problema (o que existe), lo siguiente es cómo tratarlo. Nadie dice que cambiando el diseño para repartir las becas por departamento con puntajes de Saber 11 distintos, según la calidad de la educación pública local, y tampoco que solamente puede existir un instrumento para alcanzar el objetivo de igualdad de oportunidades de movilidad social de los buenos bachilleres de escasos recursos.
"Ser pilo paga" (SPP) lleva menos de un año, y es normal que al pasar de programa a política pública no esté solo. El otro chip que no ayuda es creer que las políticas públicas son cosa del Estado y los Gobiernos exclusivamente. Sin un rol activo de los grupos de la sociedad y las regiones es muy difícil ejecutar la estrategia necesaria para conseguir mayor equidad regional y poblacional en la distribución de SPP.
La estrategia es identificar temprano, en grado noveno, a los pilos de zonas y grupos “subrepresentados” en la distribución y prepararlos para que compitan por las becas y les vaya bien en la universidad. El Gobierno central no tiene que ponerse en tal tarea, pero sí debe convocar la corresponsabilidad de la sociedad y las entidades territoriales en la construcción de esta igualdad de oportunidades, a menos que insista con un SPP reproductor de la inequidad regional.
Que un municipio no obtenga ni una beca SPP debe tomarse como indicador de fracaso de la educación básica y media, al lado de otros indicadores en últimas más importantes, como el desempeño general en Saber 11 (y los de los Acuerdos por la Excelencia del Día E, que merecen comentario aparte). Los gobernadores y alcaldes de 2016-2019 deben entender esto, y la ministra animar el propósito, incluso con una fracción del dinero invertido en publicidad de SPP.
Y no se trata de salir a contratar “Pre-Icfes” a la topa tolondra, y convertir la atención a una necesidad sensible en un negocio más. Al menos en los tres Semilleros de Becarios para preparar candidatos a SPP conocidos (Tumaco, Cali y norte del Cauca), el entrenamiento en Saber 11 es una de ocho “asignaturas” de un pénsum que busca una nivelación integral en habilidades cognitivas y no cognitivas, pensando también en la permanencia y éxito en la educación superior.
Tampoco se trata de salir a hacer populismo educativo ofreciendo semilleros a los que no tienen el potencial para lograr la meta. La identificación de estos pilos mediante una prueba diagnóstica de Saber 11 adaptada a grado 10 suele corroborar que los buenos estudiantes no se improvisan.
Luego viene el esfuerzo de los colegios y los docentes para adecuarse a los pequeños cambios que pide la preparación competitiva de un probable becario SPP; el compromiso de los tutores y padres de familia y el apoyo de la comunidad local. Justo por eso es que debemos aprender de los Colegios de Alto Rendimiento del Perú.
No corresponde solo al Gobierno Nacional enfrentar la inequidad regional en la distribución de las 10.000 becas.
Una vez se acepta que este sí es un problema (o que existe), lo siguiente es cómo tratarlo. Nadie dice que cambiando el diseño para repartir las becas por departamento con puntajes de Saber 11 distintos, según la calidad de la educación pública local, y tampoco que solamente puede existir un instrumento para alcanzar el objetivo de igualdad de oportunidades de movilidad social de los buenos bachilleres de escasos recursos.
"Ser pilo paga" (SPP) lleva menos de un año, y es normal que al pasar de programa a política pública no esté solo. El otro chip que no ayuda es creer que las políticas públicas son cosa del Estado y los Gobiernos exclusivamente. Sin un rol activo de los grupos de la sociedad y las regiones es muy difícil ejecutar la estrategia necesaria para conseguir mayor equidad regional y poblacional en la distribución de SPP.
La estrategia es identificar temprano, en grado noveno, a los pilos de zonas y grupos “subrepresentados” en la distribución y prepararlos para que compitan por las becas y les vaya bien en la universidad. El Gobierno central no tiene que ponerse en tal tarea, pero sí debe convocar la corresponsabilidad de la sociedad y las entidades territoriales en la construcción de esta igualdad de oportunidades, a menos que insista con un SPP reproductor de la inequidad regional.
Que un municipio no obtenga ni una beca SPP debe tomarse como indicador de fracaso de la educación básica y media, al lado de otros indicadores en últimas más importantes, como el desempeño general en Saber 11 (y los de los Acuerdos por la Excelencia del Día E, que merecen comentario aparte). Los gobernadores y alcaldes de 2016-2019 deben entender esto, y la ministra animar el propósito, incluso con una fracción del dinero invertido en publicidad de SPP.
Y no se trata de salir a contratar “Pre-Icfes” a la topa tolondra, y convertir la atención a una necesidad sensible en un negocio más. Al menos en los tres Semilleros de Becarios para preparar candidatos a SPP conocidos (Tumaco, Cali y norte del Cauca), el entrenamiento en Saber 11 es una de ocho “asignaturas” de un pénsum que busca una nivelación integral en habilidades cognitivas y no cognitivas, pensando también en la permanencia y éxito en la educación superior.
Tampoco se trata de salir a hacer populismo educativo ofreciendo semilleros a los que no tienen el potencial para lograr la meta. La identificación de estos pilos mediante una prueba diagnóstica de Saber 11 adaptada a grado 10 suele corroborar que los buenos estudiantes no se improvisan.
Luego viene el esfuerzo de los colegios y los docentes para adecuarse a los pequeños cambios que pide la preparación competitiva de un probable becario SPP; el compromiso de los tutores y padres de familia y el apoyo de la comunidad local. Justo por eso es que debemos aprender de los Colegios de Alto Rendimiento del Perú.