Los adalides históricos de la autonomía universitaria absoluta pelaron el cobre.
No será fácil olvidar el fresco que nos regaló el MinCultura como MinEducación ad hoc sobre la verdadera relación de la corriente ideológica del gobierno con la autonomía universitaria: la instrumentalización, la hipocresía.
De toda la vida, defensores de la autonomía universitaria sin límites y sin control, refugio del adoctrinamiento, la militancia y la revolución armada. Una concepción y práctica de la autonomía que ha servido para amparar la politiquería y la corrupción en universidades estatales.
El día anterior, usaban la autonomía universitaria como extra-territorialidad para que los organismos de seguridad y justicia no fueran a incomodar a los radicales que cometen delitos en el campus de la UNAL y fuera de él. El mismo trato delicado que a la primera línea.
Ah, pero si no están a gusto con el rector: “Ordénese al Consejo Superior que en 24 horas convoque a sesión extraordinaria para encargar a un rector(a) de manera transitoria”, so pena de “multas sucesivas hasta de cien salarios mínimos”. Para enmarcar la develación de la hipocresía.
Como existe vacancia de la representación estudiantil, habrá elecciones este martes, con una sola plancha, y así el gobierno podrá hacer mayoría en el Consejo Superior. Es decir, en el paro indefinido no puede haber clases, pero sí la elección que necesitan. La coerción a voluntad.
La corriente ideológica del gobierno pronto dominará el Consejo Superior y podrá designar al profesor Leopoldo Múnera, que está comprometido con la constituyente universitaria. Quien, a menos que la silla de rector lo haga recapacitar, como dice Mauricio Cárdenas, meterá a la UNAL en un proceso de desinstitucionalización.
Justamente el diseño que tenemos de la autonomía relativa de auto-gobierno, a través de un consejo superior no autárquico (con delegados externos e internos), busca evitar que la universidad termine al servicio de un proyecto político-ideológico, lo que es un riesgo mayor si hay elección directa del rector.
Ahora dicen que la verdadera autonomía es que la comunidad universitaria elija por votación directa al rector, sin advertir que por esa vía la universidad como institución puede perder la autonomía a manos de un “rector-dictador benevolente ungido por el pueblo”.
La coyuntura hace temer que la UNAL entre en una fase de politización, con un rector (Múnera u otro) demasiado en deuda con el bloque del gobierno y con los grupos estudiantiles que usan la fuerza en el campus, que coinciden con la idea del presidente de más democracia directa y menos democracia representativa para acabar las estructuras de poder.
Son ideas que no se aplican en las universidades del mundo, por buenas razones. La naturaleza de la dedicación al conocimiento es muy distinta de la naturaleza de la lucha por el poder, y si pretenden derribar la “ciencia hegemónica” en la UNAL, solamente harán daño y causarán retraso.
Al menos el episodio pintoresco les quitó credibilidad a los instrumentalizadores de la autonomía universitaria, pero habrá que ocuparse a profundidad del tema para la reforma de la educación superior.