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Colombia es más racista que Estados Unidos

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Daniel Pacheco
10 de noviembre de 2015 - 02:00 a. m.
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Las tensiones raciales en EE. UU. son permanentes y tienen profundas raíces históricas.

El país más poblado de América vive sus debates sobre la inclusión de minorías raciales a flor de piel, con virulencia en el discurso y, en ocasiones, violencia en las calles.

Especialmente cuando se trata de la exclusión o discriminación de personas de origen afro, las discusiones sobre el racismo abarcan la atención nacional e internacional. Recientemente, por ejemplo, el asesinato de varios hombres negros a manos de policías blancos provocó palabras del presidente, de legisladores, protestas en varias ciudades denunciando discriminación de la policía, y un cubrimiento mediático permanente. El ambiente se caldeó aun más cuando en junio un joven blanco masacró a nueve personas negras en una iglesia, motivado por odio racial.

Tal vez la intensidad de estos eventos, su brutalidad y su difusión incesante han hecho que muchas personas en Colombia sientan que el racismo es un problema mucho más serio en EE. UU. Esta percepción suele venir acompañada de un sentimiento de auto congratulación: “No seremos tan ricos, ni desarrollados como los gringos —parecen pensar muchos colombianos—, pero al menos aquí no tenemos ese problema de racismo tan serio”. Esta es una falsa ilusión. Lo que es peor, contribuye a perpetuar una cultura de exclusión y discriminación racial más grave que la de EE. UU.

Aunque la comparación es burda y problemática por las características excepcionales de ambos países y porque los gringos son mucho mejores en llevar cifras, puede ser útil para enfrentar con más honestidad nuestros profundos defectos. Sobre todo para una sociedad como la colombiana que cuando se mira a un espejo suele ignorar sus partes más feas.

La proporción de la población afro de ambos países es muy similar, con todos los peros que tiene la autoidentificación en ambos censos (10.6% en Colombia y 12.6% en EE. UU.). A pesar de haber abolido la esclavitud 11 años después que Colombia, y de haberse demorado hasta los 1964 para acabar con las estructuras de segregación, EE. UU. ha logrado vencer con mayor éxito la exclusión racial.

En acceso al poder, actualmente en EE. UU. hay un afrodescendientes en la Presidencia, dos en el senado y 46 en la cámara, y un magistrado de la Corte Suprema. En Colombia nunca ha habido ni siquiera un candidato presidencial afro, no hay ningún senador, sólo seis representantes (elegidos por fuera de las dos curules especiales para estas comunidades que son ocupadas por blancos) y ningún magistrado en ninguna de las tres altas cortes.

En EE. UU., el 63% de los blancos y el 51% de los afros tiene una educación superior o de posgrado. En Colombia, el 17% de la población mestiza y el 12% de los afros tiene educación adicional al bachillerato.

Mientras en EE. UU. las apariciones públicas de artistas haciendo papeles de negros con cara pintada dejaron de ser aceptables a mediados del Siglo XX, en Colombia el soldado Micolta estuvo 12 años en Sábados Felices, y aún esperamos su última aparición en el Festival Internacional del Humor antes de que sea finalmente descontinuado. Se despide Micolta, pero en Colombia aún queda vivo su legado.

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