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‘Fisting’ con la zurda

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Daniel Pacheco
29 de diciembre de 2008 - 10:40 p. m.
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HAY COSAS QUE A UNO LE GUSTAN Y no le gustan a la vez. Eso me pasa con el fisting entre gays. La imagen de un hombre introduciendo su puño en el recto de otro hombre me hace voltear la cara. Pero me gusta que haya lugares en Bogotá, como Dark Blue, donde un hombre puede acudir a introducir o a que le introduzcan un puño.

El caso es un poco extremo, y tal vez el puño desvía un poco la atención sobre lo importante: el avance positivo de la ciudad en términos de diversidad sexual. Hablando sobre el mundo gay, un amigo me contaba sobre lo difícil que era para los homosexuales conocer gente con sus mismos gustos sexuales hace 15 años. Ante la falta de lugares para reunirse, conocerse y todo lo demás, los gays de todos los estratos, edades y tendencias tenían que acudir, en la oscuridad, al Parque Nacional. Personas comunes y corrientes, como suelen ser la mayoría de los gays, se veían forzados a ocultarse por los recovecos fríos del parque para encontrar el placer o el amor.

Además de los riesgos de seguridad, este tipo de marginalidad echaba en una misma bolsa a todos los gays de la ciudad, como si todos quisieran lo mismo. No era sino que se les abriera un poco de espacio y que ellos llegaran a ocuparlo para que nos diéramos cuenta de los muchos matices que tiene la homosexualidad masculina. Hoy en Bogotá existen lugares para todos los gustos, presupuestos y ocasiones.

En la 63 con séptima está el Bodytech Gym (o Barbytech o Bodygay), donde aquellos afectos al ejercicio ejercitan la vista o el cuerpo, o ambos, mientras la ciudad los observa. Algunos gays de corte más sedentario suelen encontrarse un poco más al norte, en El Pomerillo (o Plumerillo), un café en el Centro Andino. Para los rumberos con plata, de gusto refinado y corte “conservador”, está el Theatrón en Chapinero, que tiene buena música, pero en raras ocasiones llega a desenfrenos públicos. Los que buscan experiencias más avasalladoras tienen en lugares como el mencionado Dark Blue licencia para “darse en la cabeza” —y en muchos lugares más— en orgías desenfrenadas. Si es más un ambiente relajado lo que se busca, pueden acudir a uno de los cientos de saunas o videos que funcionan en la ciudad. La lista continúa con lugares en la 1° de Mayo, Suba, Kenneddy y Usaquén.

El cambio en la ciudad que ha permitido que todos estos lugares aparezcan, además de hitos igualmente importantes como el nombramiento de Blanca Durán como alcaldesa local de Chapinero y el anuncio de apertura de tres nuevos centros LGBT, que se sumarán al que ya está funcionando, permiten pensar que estamos teniendo éxito en promover con gusto las cosas que a muchos no les gustan.

Me gusta pensar que no es casualidad que mucho de este progreso ha sucedido en administraciones de izquierda en la ciudad. Una de las ideas fundamentales de la izquierda es que no existen órdenes sociales fijas, sino que el orden se da como un equilibrio entre el bien general y la expresión libre de la individualidad. En la práctica sucede que la libertad individual de algunos hiere los gustos de otros. El fisting es sólo un ejemplo. A mí me sucede lo mismo con las misas católicas y cristianas, los seminarios de Colombia Primero y las columnas de Ernesto Yamhure: me hacen voltear la cabeza, pero me gusta que existan.

jicata@yahoo.com

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