Pobre país

En Colombia hay hoy más personas pobres de las que había hace seis años. No solo no avanzamos, sino que retrocedemos en el asunto más importante para medir el progreso social de un país.

Entre 2018 y 2019, antes de la crisis económica de la pandemia, en medio de un año de crecimiento económico destacable, más de medio millón de personas cayeron por debajo de la línea de la pobreza monetaria. Lo que dejará la crisis de la pandemia será mucho, mucho peor, para un país que ya era más pobre que Perú, Ecuador o Paraguay.

Ya antes del coronavirus los colombianos que vivían debajo de la línea de la pobreza eran el 35,7 % de la población, más de un tercio, en 2019. Así lo informó el DANE luego de un trabajo de revisión metodológica muy importante y valiente, que encontró que en Colombia había mucha más pobreza monetaria de la que se creía. Con la metodología anterior, por ejemplo, para 2019 se calculaba un índice de pobreza del 28,2 %. La nueva revisión lo eleva a 35,7 %, ¡una diferencia de 7,5 %! Esta revisión nos pone donde estábamos hace más de diez años, y entendiblemente le arrancó al presidente Duque, según me dicen, un “estoy mamado de los hijueputas tecnócratas”. Duque, que recibió un país con pobreza del 28 % y en el segundo año la va dejando en 36 %, lo que en últimas tiene al menos el mérito del asinceramiento.

Es que estamos hablando de unos 17,5 millones de personas en la pobreza, el mismo número que había en 2013. Estar debajo de la línea de la pobreza quiere decir tener que sobrevivir con ingresos menores a los $327.674 al mes por persona. Es decir, en un hogar de cuatro están bajo la línea de la pobreza los que tienen ingresos inferiores a $1’311.000.

La teoría del vaso medio lleno con la que solemos hacer una defensa liberal del progreso incremental que necesita Colombia hace agua. Los argumentos para seguir la misma senda se ahogan en el conformismo. La segunda década del siglo XXI no solo ha sido perdida para millones de personas que malviven en Colombia. Con el cierre fatal de 2020, el deterioro social empieza a incumplir las promesas más básicas del progreso de las últimas tres décadas. Por ejemplo, que moverse a las ciudades ayudaba a escapar de la falta de progreso en el campo. Falso. Desde 2013, tanto en las cabeceras municipales como en las 23 ciudades más grandes del país, se ha incrementado la pobreza monetaria.

Si esto es triste, como lo es la vida sin plata, hay también motivos para tener rabia. Los ingresos el año pasado cayeron más para las personas más pobres. Esto habla de la desigualdad, que había mejorado levemente entre 2014 y 2017, y desde entonces viene en retroceso. En el promedio nacional, el 20 % de las personas con ingresos más bajos vieron una disminución del 6,2 % en la plata que les entró en 2019. Estamos hablando del año en el que la economía colombiana creció 3,3 %, el mayor desde 2014. Un año que solo fue bueno en términos de ingresos para los colombianos del quintil de ingresos más altos de la población, los únicos con un incremento.

Colombia es “un país sin gobierno, sin partidos, sin ideas y sin líderes”, como anota Gómez Buendía. Y frente a la pobreza, es también un país sin compasión.

@danielpacheco