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Creo que HBO se anotaría uno de sus mayores éxitos si hiciera una temporada de The White Lotus en Colombia. Ya la he imaginado: empieza con un equipo del CTI a la entrada de un resort ecológico de lujo en Barú. Mientras el gerente está al teléfono con Abelardo de la Espriella, las autoridades completan el levantamiento de dos cuerpos al día siguiente de una parranda vallenata en la cabaña más alejada del lugar.
No quiero hacer muchos spoilers, así que me limitaré a describir a los personajes más destacados: Efra, recepcionista, se hace amigo de los huéspedes contándoles historias fantasiosas sobre celebridades que tienen supuestas casas en Islas del Rosario. Gracias a la cercanía que genera con esos chismes, empieza a descubrir detalles que sirven para suponer por qué hubo dos muertos la noche de la parranda.
Gabriel y Camila, un matrimonio joven con dos niños. Viajaron para tratar de salvar su relación tras una infidelidad de él. Fueron con Yamile, quien trabaja cuidando a los pequeños mientras la pareja hace planes para reencontrarse. Suelen decir que Yamile “es como de la familia”, un eufemismo para normalizar horarios extenuantes y otros abusos laborales.
Julia, directora de responsabilidad social de una empresa, tiene un posgrado en estudios decoloniales. Viajó para un ritual en un campamento yogui en el Tayrona, pero luego se tomó una semana en el resort. Compra artesanías a comunidades locales, pero les pide rebaja porque: primero, ella no es turista y, segundo, nunca tiene suficiente efectivo pues asume que todo el mundo usa billeteras digitales.
Tato y Santi son gemelos y estudiantes universitarios en Bogotá. Viajaron porque su mamá les reclamó que ya casi no pasan tiempo en familia desde que su papá murió. Se van de fiesta en las noches. En una de esas, Tato conquista a Shadia a pesar de haberle preguntado de qué colegio se graduó. Logra llamar la atención de esta mujer regalándole una gargantilla finísima que le roba a su mamá.
Shadia, creadora de contenido de estilo de vida. Santi se burla de ella en Instagram porque nota que, cuando fue reina de belleza del Atlántico, se hizo viral al denunciar que fue víctima de un terrible procedimiento estético con biopolímeros. Una seguidora en común le avisa a Shadia quien, herida por el comentario, busca venganza con amigos de su papá, un excongresista condenado por parapolítica.
Jaime, ganadero antioqueño. Decidió ir sólo porque su esposa y su hija adolescente insistieron. Aborrece el lugar así que se refugia en el bar; también ha salido un par de veces a para ir a misa. Un día se pone a charlar con un mesero sobre cortes de carne. La conversación fluye hasta que resuelven encontrarse en el spa para dar rienda suelta al deseo que les atrajo desde el primer momento.
Al final no hay misterio resuelto porque los abogados de todos los sacan libres debido al vencimiento de términos… ah, y desde luego, es Gabriel quien aparece en noticias quejándose porque le cobraron 600 mil pesos por un par de mojarras en Cholón.
