Es como pasa con los homónimos, palabras que se escriben igual o parecido pero tienen significados diferentes, el "nunca más "en Brasil quiere decir que no habrá ningún tipo de revisión de lo que hicieron las Fuerzas Armadas durante los 21 años ( 1964-1985) de dictadura militar.
Mientras tanto Luiz Inacio "Lula" Da Silva, el carismático presidente brasileño es reconocido como una de las personas más influyentes, sino la más influyente, del mundo.
Eso sí, de un mundo cada vez mas entreverado.
La cuestión es que la Corte de Justicia (Supremo Tribunal Federal) brasileña ratificó la ley de amnistía de 1979 promulgada por los militares y lapidó las aspiraciones y pretensiones de la Orden de Abogados de Brasil y varias organizaciones Sociales y de defensa de los DDHH, que reclamaban la inconstitucionalidad de la ley, por violar tratados internacionales suscriptos por el país, lo que hubiera viabilizado una investigación sobre lo que ocurrió en esas dos décadas. En esta materia los brasileños se muestran más expeditivos que los españoles, que hace poco tiempo comenzaron a revisar la era franquista.
La decisión del STF, coincidente con los alegatos de los representantes del gobierno, no debería sorprender, por cuanto se sabe que ese tema, en Brasil, "no se toca“. El propio Lula, que en alguna ocasión hasta ha dicho que la existencia del partido de los Trabajadores, el que él fundó y con el que llegó al gobierno, es la consecuencia de la industrialización que se logro durante la época militar, ha dicho que no se debe sancionar a los militares, ni investigar lo que hicieron, y sí “recuperar la historia de aquellos que fueron perseguido”. Lula insiste en que hay que hablar de “héroes” pero no de “víctimas“. Esto es, no hay ni hubo victimarios.
Es que si fuera de otra forma estaría enfrentándose al real esquema de poder en Brasil, del que los presidentes son una parte, en alguna forma representantes y voceros, pero sujetos a sus reglas. Cuando en oportunidad anterior el tema fue planteado, los militares fueron claros con Lula, en el sentido que se trata de una ley que amnistió a unos y otros y que permitió liberar a los "presos políticos” y retornar a los exiliados. El mensaje fue preciso, si la ley desaparece habrá que revisar, y juzgar lo que hicieron – robos, secuestros, atentados,- los ex guerrillero y militantes contra la dictadura. Y si se llega a eso, advirtieron los militares, hasta la propia candidata de Lula y el PT, Dilma Rousseff.- que fue perseguida y llevada a prisión en esos tiempos-debería ser investigada y llegado el caso pasado a la justicia.
Parecería que en Brasil ese tema sigue siendo cosa juzgada y que ello es parte de su política de estado, la que dicho sea al paso tantos y tan buenos réditos le está dando. La alternativa sería que se diera alguna forma de enroque y que tribunales y jueces de otros países juzguen a los militares brasileños. Algo así como lo que hizo el mediático juez español Baltasar Garzón con Pinochet, o recientemente tribunales españoles con represores argentinos. Seguro que Garzón ahora no podría porque se le ha complicado la situación en España. Y los argentinos, en tanto, parecen que se quieren ocupar del tema español.
¿Quién se anima, entonces, a hincarle el diente al caso brasileño, cuya cabeza de gobierno es el hombre más influyente del mundo? Si no pasa nada, Brasil, seguirá, en consecuencia, con su propio y exclusivo "nunca más".
