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Cada cinco años, los más de 360 integrantes del Comité Central (CC) del Partido Comunista de China (PCCh) son convocados por el Buró Político del partido —actualmente encabezado por Xi Jinping como secretario general— para realizar la tercera sesión plenaria del CC de turno. En esta sesión, la tercera de siete u ocho plenarias que ocurren antes de la elección de la siguiente alta cúpula del país, el liderazgo chino evalúa y fija la política económica y social para el siguiente quinquenio.
El impacto de estos encuentros no es menor. En 1978, la tercera plenaria del XI Comité Central del PCCh reencauzó al pueblo chino de casi tres décadas de lucha revolucionaria bajo Mao Zedong hacia la época de reforma y apertura en la que China ha logrado su milagro económico. La reunión del XVIII Comité Central, que se realizó en 2013, también fue transformativa. Apenas hace 11 años, el PCCh admitió el “rol decisivo” que juega el mercado en la economía china. De esta manera, lo que se decide en estos espacios influye profundamente en el destino no solo de 1,4 mil millones de chinos, sino del mundo entero.
Este año, se volvió a hacer historia. El XX Comité Central se reunió en Beijing del 15 al 18 de julio. Formalmente, el tema de discusión fue “una mayor profundización integral de la reforma para avanzar la modernización china”. En la práctica, esto se tradujo en un extenso documento que detalla más de 300 acciones de reforma a aplicar desde lo económico, político, cultural, social y ambiental. El gran objetivo a largo plazo: hacer de China un “gran país moderno y socialista en todos los aspectos” para el año 2049, el centenario del establecimiento de la República Popular de China.
¿Y qué tiene esto que ver con Colombia? Tiene todo que ver. Como el espacio es corto, dejamos acá tres puntos particularmente llamativos para el país:
1. China se mantiene firme con su apertura al mundo: el documento reconoce el entorno internacional complejo al que se enfrenta China. El giro de Washington hacia el unilateralismo y proteccionismo y el brote de conflictos en Medio Oriente y otras partes del mundo son identificados como factores de incertidumbre y preocupación. Ante ellos, en vez de responder con la misma moneda, el liderazgo chino afirma sin titubear que la apertura y la modernización de China van mano a mano. Para países como Colombia, que dependen en buena medida del comercio, la estabilidad internacional y reglas justas para su desarrollo, la promesa de China de “abrir más ampliamente su mercado” y de “salvaguardar el sistema multilateral de comercio con la OMC a su centro” llega como una buena noticia.
2. El consumo en China seguirá aumentando: Con una población de 1,4 mil millones de personas, y unos ingresos per cápita medios-altos (de US$13.400 en 2023, según el Banco Mundial, el doble de los US$6.870 de Colombia), el mercado chino es El Dorado moderno para los exportadores del mundo entero. La buena noticia es que el liderazgo chino no está feliz con los niveles de consumo actuales, que contribuyen a 53 % del PIB. El cálculo en Beijing es que un incremento en el consumo complementado por mayores importaciones del Sur Global serviría de nuevo motor de crecimiento, al tiempo que reduce la dependencia en mercados adversos y en inversiones con rendimientos cada vez menores. Una de las medidas para aumentar el consumo será impulsar un mayor movimiento de la población china a las ciudades. Beijing apuesta a que los ingresos y gastos que acompañan la urbanidad impulsarán la demanda de todo tipo de bienes y servicios, incluyendo de Colombia (café, turismo, clases de español, etc.). Se planea que, a 2029, la proporción de la población urbana incremente del actual 65 % a 70 %, equivalente a más de 50 millones de personas.
3. Más crecimiento de calidad: Hace una década que China ya no crece a doble dígitos. En 2023, su crecimiento fue “apenas” de 5,2%. ¡Y eso es intencional! Atrás quedaron los tiempos de crecimiento acelerado a cualquier costo: al costo del medioambiente, de mayor inequidad, de sufrir corrupción. La tercera plenaria determinó que se continuará “promoviendo el desarrollo económico de alta calidad” que “pone al pueblo en el centro”. La receta para el éxito yace en la intersección entre la sostenibilidad, la equidad y la innovación. Sobre este último punto, el documento hace grandes apuestas en materia de educación, ciencia y tecnología y talento. Esto pasa por aumentar la inversión en I+D (ya en 2,54 % del PIB), “desarrollar universidades de talla global” (3 de las top 25 universidades en el ranking QS están en China) y cooperar con otros en la vanguardia de la innovación. Esta política ya está dando frutos en Colombia. La planta de producción de vacunas que se está desarrollando junto a Sinovac en Bogotá, el Centro de Investigación del Arroz China-Colombia en el que participa Fedearroz y la construcción de la primera línea del metro de Bogotá son solo el comienzo.
El documento queda como lectura requerida para decisores políticos, líderes empresariales y pensadores académicos en Colombia. Y también para usted, apreciado lector. Nos irá bien como país si sabemos bien qué viene y cómo nos afecta.
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