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Se esfuerza la Policía en tener una buena imagen.
El problema es que no son suficientes las intenciones si algunos integrantes de la institución respetan muy poco a los ciudadanos. Desde hace un tiempo colecciono improperios de los señores agentes quienes, curiosamente, han tratado de superponer el eslogan “Sea policía”, un mensaje que intenta resaltar comportamientos humanos como saludar, escuchar y actuar. El asunto es simple, si los mismos agentes no dan ejemplo, no respetan, ningún mensaje institucional calará.
La semana pasada caminaba por una calle del centro de Bogotá. Estaba temprano, apenas se estaba armando la congestión. Los carros transitaban al ritmo de los semáforos de la carrera quinta. De repente una moto de alto cilindraje de un escolta de la Policía me sobrepasó pitando y bloqueó una de las calles. Paró el tráfico de otros vehículos que perfectamente podrían transitar porque el semáforo estaba en verde. Cuando pasé ante él le dije: “Señor agente, usted sabe que eso está prohibido, se supone que solo el sistema de seguridad del Presidente puede bloquear las calles”. ¡Yo y mi bocota! No se bajó a pegarme porque ya se acercaba el carro blindado de su protegido que pasó volando y en el ambiente apenas quedaron un montón de “malparido”, “sapo hijueputa”, “gonorrea” que terminaron con un fuerte pitazo que dirigió hacia mí con cara de matón.
Más adelante había una camioneta Duster y una moto de la Policía. En la acera había un prohibido parquear. Supuse que estaban en un operativo porque bloqueaban un carril y como la calle es estrecha se generaba un embudo. La misión era importantísima: los señores agentes desayunaban tranquilamente. A menos de 10 metros del restaurante había un parqueadero. No les dije nada, temí que me lanzaran una costilla del caldo. ¿Acaso la autoridad puede violar las normas por ser “autoridad”? Tengo más casos, uno por día al menos, pero no hay espacio.
Cuando la autoridad te sirve para abusar y pisotear a un ciudadano esa “autoridad” no es digna de respeto. Un policía que no sea capaz de aceptar un error, que no se sienta también un ciudadano que debe respetar las normas, es un policía que no podría estar en una institución que está obligada a tener en sus filas personas muy educadas y honorables, con un temple de acero capaz de mantener la calma, incluso, si en medio de ciertas circunstancias se caldean los ánimos.
Si las cosas siguen así el mensaje será: “No sea policía” como si quisiéramos decir “no sea bestia”, porque muchísimas veces ellos son la muestra de lo que un buen ciudadano no debería hacer. Autoridad que se respete, respeta, ya es hora de que los policías lo entiendan, eso se llama coherencia. Así de simple.
desdeelcuarto@gmail.com
@d_aristizabal
