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Pacto por la Vida, compromiso ciudadano con el medioambiente

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Dolly Montoya Castaño
07 de agosto de 2021 - 05:00 a. m.
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La Tierra es el único planeta conocido en el que existen las condiciones necesarias para la vida. Nuestro país ocupa el segundo lugar en biodiversidad en el mundo y está entre las 12 naciones más megadiversas. Aunque cada vez es más clara nuestra responsabilidad con el mantenimiento de la vida, en los últimos tiempos hemos recibido desalentadoras noticias sobre el cambio climático -deshielo masivo en Groenlandia; torrenciales lluvias en China, Bélgica y Alemania; descontrolados incendios en Estados Unidos, Canadá y Australia, y súbitas crecientes de ríos en el país- que han evidenciado la gravedad del daño que estamos haciendo a nuestro planeta.

El Pacto por la Vida propuesto a partir de la iniciativa universitaria Convergencia por Colombia plantea acciones ciudadanas, ajustes en la política pública y transformaciones estructurales que demanda nuestra sociedad para enfrentar la urgente crisis ambiental y climática que aqueja al país y al mundo y que amenaza la existencia de toda forma de vida.

La Agenda 2030, promovida por la ONU, establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que integran aspectos sociales, ambientales y económicos; además, tiene en consideración que cada país enfrenta retos específicos en procura de alcanzar la sustentabilidad ambiental y el desarrollo social. Estos objetivos están relacionados entre sí y contemplan la importancia de preservar la vida y el medio ambiente, contar con agua limpia y no contaminada, acceder a energía segura y sostenible, implementar medidas para combatir el cambio climático y garantizar la protección, restablecimiento y promoción del cuidado de la vida submarina y de los ecosistemas terrestres.

Uno de los grandes avances de nuestra Constitución Política es el reconocimiento de los derechos medioambientales. Estos derechos implican la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectar al medio ambiente y comprometen al Estado en la protección de la diversidad, la conservación de las áreas de especial importancia ecológica y el fomento de la educación para alcanzar estos fines. La Constitución plantea además la exigencia de planificar, conservar, restaurar, aprovechar o sustituir los recursos naturales, junto con la prevención y el control de factores de deterioro ambiental, y señala que el Estado impondrá las sanciones legales a quienes hagan daño al medio ambiente y demandará la reparación de estos daños.

La comunidad científica ha alertado sobre el hecho de que la temperatura en el planeta se ha elevado cerca de 1,2 grados Celsius, situación que tiene graves repercusiones, puesto que determina la pérdida de fuentes de agua, compromete la seguridad alimentaria y puede contribuir a la generación de nuevas y cada vez más peligrosas pandemias.

Por estas y otras razones, el Pacto por la Vida recoge algunos compromisos que Colombia ha asumido para afrontar esta difícil problemática ambiental, entre los que destacan el propósito de reducir las emisiones de carbono en un 51%, contemplado en el marco del Acuerdo de París; acciones orientadas a la conservación y restauración del bosque húmedo tropical; reducción a cero de la huella la carbono para el año 2050; fortalecemiento del diálogo intercultural con nuestras diversas culturas ancestrales; y conservación y preservación de las riquezas naturales que nos destacan como potencia en biodiversidad.

Pese a que diferentes sectores sociales, institucionales y estatales del país han insistido en la importancia de hacer parte del Acuerdo de Escazú, suscrito por 24 países latinoamericanos con el fin de acceder a información, garantizar la participación pública y acogerse a la justicia en asuntos ambientales de América Latina y el Caribe, la mayoría de los colombianos todavía estamos a la espera de la ratificación de este compromiso internacional por parte del Congreso de la República. De no formalizarse este compromiso, estamos ante el riesgo de perder nuestra capacidad de liderazgo estratégico, en medio del preocupante panorama ambiental 2021- 2030.

Las universidades tenemos un papel trascendental en la superación estructural de esta crisis medioambiental, a través de la investigación, el desarrollo tecnológico, la transferencia de conocimiento y la construcción de políticas públicas que permitan establecer relaciones más solidarias y armoniosas con la naturaleza, además de promover el trabajo mancomunado entre sociedad civil, gobierno y sector empresarial para hacer posible un desarrollo sustentable. Con el fin de generar impactos a corto, mediano y largo plazo en las distintas formas de comprender el mundo, la educación ambiental debe ser transversal a las distintas áreas de formación cultural, social y académica.

Nuestra casa es la Tierra, y es la única que tenemos. De nosotros depende poder seguir viviendo en ella, recuperarla y adecuarla para el buen vivir de las futuras generaciones. Todos podemos contribuir colectiva e individualmente a la protección de los recursos naturales y a la recuperación del medio ambiente.

El Pacto por la Vida debe ser un compromiso ciudadano que nos lleve a cambiar nuestras formas de pensar y de actuar. “Debemos reajustar nuestra actual concepción de mundo y modificar el modo como nos relacionamos con los otros y con el planeta. Solo somos una de las más de nueve millones de especies de seres vivos que cohabitan en la Tierra. No podemos seguir siendo tan malos vecinos. (...) El crecimiento económico infinito al que aspiramos no es racional si tenemos en cuenta los límites planetarios y los límites de nuestras propias vidas”**.

@DollyMontoyaUN

* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.

** “La incertidumbre, oportunidad para cambiar el mundo”. Discurso de toma de posesión de la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia 2021-2024.

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ben(y75cs)21 de agosto de 2021 - 04:03 p. m.
Dra. Montoya, Francamente sus palabras son como bonitas ya que: > No menciona el problema real de la sobrepoblación global. > No menciona la esclavitud socioeconómica global: por favor refiérase a la Declaración Universal de Derechos Humanos (https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights). Le pregunto: ¿Estos han sido, o son, diseminados en la Universidad Nacional?
ALEJANDRO(os9iw)08 de agosto de 2021 - 04:52 p. m.
Dra. Montoya, todo lo que Ud., dice es indiscutible, pero ... en la medida que nuestra población de Homos sapiens siga creciendo, todos nuestros intentos serán inútiles, es que el crecimiento, segundo a segundo de la humanidad hace imposible cualquier medida para cuidar nuestro planeta. No hay cama pa´tanta gente, ese es el problema.
ANA(11609)07 de agosto de 2021 - 05:22 p. m.
Doctora Montoya, es pertinente que tomemos conciencia de la necesidad de salvar el planeta. Cada acción que logremos, de manera individual, será un grano de arena que contribuirá a su salvación. Sin embargo el Estado, que tiene obligación constitucional de ejercer el cuidado del medio ambiente se encarga de destruirlo por acción u omisión.
  • ANA(11609)07 de agosto de 2021 - 05:26 p. m.
    Las licencias que se otorgan a las multinacionales que explotan el subsuelo, la tala de árboles, aun en zonas protegidas, la no adhesión al pacto de Escazú, son acciones que nos muestran la desidia de los gobernantes.
Hernando(84817)07 de agosto de 2021 - 03:39 p. m.
Fantásticos planteamientos teóricos que presenta la Rectora, pero en la realidad vemos y escuchamos noticias trágicas que demuestran todo lo contrario. Da la impresión que la destrucción del planeta es el propósito de una especie depredadora y sin conciencia. O hay un propósito oculto que solo conocen las bestias que fungen como los lideres de la tierra?
Antonio(45414)07 de agosto de 2021 - 02:32 p. m.
Creo que se está haciendo tarde para tomar los correctivos para salvar el planeta. Espero estar equivocado, lo triste es que las próximas generaciones que no han hecho nada contra el medio ambiente van a ser las que paguen los platos rotos por la ambición y consumismo desmedidos de sus antecesores. Afortunadamente lo que me falta por vivir es mucho menos de lo que he vivido.
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