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No fui uribista. Me explico: el diminutivo con el cual he titulado esta crónica, no obedece a una paternalista manera de ver las cosas bellas, ni mucho menos a una mirada almibarada que pretenda que todo lo pequeño es bueno.
Ha llegado a mis manos un hermoso libro titulado: (*) Sabor a Campo; se trata de una publicación, con una diagramación impecable, un formato práctico y un excelente contenido. Desde su primera página fui cautivada por su lectura, pues me encontré – no un recetario más – sino una silenciosa e importante investigación de profundo contenido social y con un glosario de maravillosas propuestas, tanto de sabor como de economía doméstica. Sabor a Campo es ante todo un tratado culinario de aquella categoría que actualmente tiene absoluta vigencia: Seguridad y Soberanía Alimentaria, la cual su autora define como: “el derecho de cada ser humano a decidir que productos quiere cultivar y consumir y el derecho a acceder a una alimentación nutritiva, sana, limpia (productos cultivados sin agrotóxicos), balanceada y variada; haciendo un uso más amigable del suelo, del agua y del aire; dirigida a las familias colombianas tanto campesinas como urbanas con el único fin de que puedan mejorar su alimentación y su salud. Tal y como se lee en su presentación, las recetas seleccionadas para este libro son económicas, nutritivas y sencillas de preparar. Emplean productos de fácil producción o consecución, de bajo costo y de alto valor nutritivo, rescatando el uso de recursos locales como el chachafruto, el bore, el árbol del pan, la bellota y las cáscaras de plátano, los cogollos y las hojas tiernas de la cidra, la ahuyama, la caña brava, la iraca y muchos otros productos que con frecuencia se pierden y pocas veces son empleados en la alimentación humana (sic).
Entre la muchas y sugestivas recetas que presenta el libro, observo: Ensalada Sorpresa (de cidra, cidrayota y guasquilia); Ensalada de Flores ( Sietecueros, violeta, capuchina, pensamiento, albahaca); Flores de calabaza (vitoria) o ahuyama fritas; Croquetas de acelga, espinaca y alverja; Guiso de cogollo de iraca; Sopa de cáscaras de guineo; Torticas fritas de chachafruto; Tamales de masa de guineo o murrapo; Bizcochuelo de Sagú; Hojuelas de Mafafa.
Sabor a Campo entrará en mi colección de recetarios convirtiéndose para mi en manual de permanente consulta, y desde ya, lo aconsejo como libro de obligatoria presencia en la biblioteca de quienes como yo viven de la cocina, e igualmente haré todo lo que este a mi alcance para que se convierta en texto de consulta, en las numerosas academias de cocina en Colombia.
(*) Londoño Fernández Nora Helena. Sabor a Campo. Recetas de cocina sencillas y económicas. Fundación Don Bosco. Segunda Edición, Medellín 2011.
