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En la última columna señalé que la economía se encuentra en el estado de ahorro menor que la inversión y reducción del crecimiento económico y el empleo. No había otro camino que devaluar la moneda, y así subir la tasa de ahorro. Como no se hizo lo recomendado, el tipo de cambio se revaluó y la tasa de ahorro declinó.
Lo que se requiere es un modelo económico que obtenga lo contrario, devalúe la moneda y suba la tasa de ahorro. En su lugar, se tiene un modelo que revalúa el tipo de cambio, baja la tasa de ahorro y conduce al colapso.
Lamentablemente, se regresó a las épocas del siglos XIX y XX en que la tasa de ahorro se colocaba por debajo de la inversión, y no se sabía qué hacer para normalizar el sistema, es decir, para subir la tasa de ahorro.
Se entra en un círculo vicioso en que el crecimiento económico induce la caída de la tasa de ahorro, y esta induce la caída de la tasa de crecimiento. Dicho en otros términos, la tasa de crecimiento del producto y la tasa de ahorro descienden, y se refuerzan.
Como lo reitero en la última columna, se requieren acuerdos consensuales para que el ahorro en su conjunto aumente por encima de la inversión. La oferta debe aumentar por encima de la demanda, y no al contrario. En la práctica se puede conseguir con la intervención monetaria o cambiaria para devaluar la moneda, como se ha recomendado en forma insistente durante dos años.
Como no se hizo lo recomendado el ahorro quedó por debajo de la inversión. La oferta queda por debajo de la demanda. Si a esto se agrega que el déficit fiscal y en cuenta corriente aumentan, el sistema queda a la deriva y tiende al colapso. No hay más opción que una abierta intervención para devaluar la moneda y elevar la tasa de ahorro. Las soluciones de mercado revalúan la moneda y bajan la tasa de ahorro, y conducen al colapso.
El déficit del Gobierno Nacional Central de 6,3 % y el retiro del ministro de Hacienda Guevara que apenas estaba comenzando su periodo implican una senda de la política fiscal altamente deficitaria y explosiva, y los correctivos que se van a aplicar por el Gobierno en la presente administración lo agravan. El ahorro no se recupera y los indicadores económicos del crecimiento del producto y la inflación son inadecuados.
El producto nacional bien medido, el empleo, y el capital descienden, y el déficit fiscal y en cuenta corriente aumentan, lo cual no es sostenible. A pesar de esto el Gobierno persiste en
la política de disminuir el ahorro. Así, la caída del ahorro de más de 40 % con relación a la tendencia histórica y la revaluación de la moneda de 21 % real en dos años se agravan, en vez de corregirse.
El Gobierno en vez de revertir la reducción del ahorro que genera el mercado y viene de atrás, lo que hace es agravarla. No es sorprendente el bajo desempeño de la economía en la forma de estancamiento con inflación con bajo ahorro y alto gasto público. Su persistencia en la actualidad se debe a la continuación y mantenimiento de políticas fallidas.
