Como lo anticipé en su momento, la elevación de la tasa de interés determinada por la Junta del Banco de la República desarticuló el sistema. Los tenedores de los TES tienen un alivio que se compensa por la devaluación y, en consecuencia, proceden a liquidar los títulos y sacar los dólares. El tipo de cambio se devalúa y no tiene cómo terminar. La devaluación induce a retirar los TES y esto la acentúa. La economía queda expuesta a un proceso de devaluación insostenible. La solución fácil es la sustitución del sistema de cambio flexible por fijo, como se hizo en Chile.
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La falla estuvo en suponer que el tipo de cambio se revaluaría y mantendría los títulos TES. Lo que se tiene es una devaluación que tiende a agravarse. La devaluación conduce a sacar las divisas y esto acentúa la devaluación. El aumento del déficit en cuenta corriente reduce el ahorro.
En fin, estamos ante un modelo que reduce la tasa de ahorro y termina en inflación, reducción del empleo, caída del crecimiento económico y deterioro de la distribución del ingreso.
La verdad es que el alza de la tasa de interés ocasiona una reducción de la tasa de ahorro que contrae la producción y dispara la inflación. Lo que se requiere es un modelo que eleve la tasa de ahorro y reduzca el déficit en cuenta corriente.
No es posible modificar la economía en desequilibrio causada por la naturaleza. Lo que sí es posible es encauzarla y regularla dentro de un modelo económico que favorezca el interés público. Como lo he señalado repetidamente, en la práctica esto se consigue con reformas que aumenten la oferta de dinero por encima de la demanda y reduzcan las importaciones y el déficit en cuenta corriente.
La elevación de la tasa de interés ha resultado altamente nociva, como se señaló en su momento. El dispositivo causa la reducción de la tasa de ahorro, que agrava el estado de la economía de oferta. La salida de capitales causa escasez de dólares, lo que devalúa el tipo de cambio.
Estamos ante un modelo que reduce el ahorro interno por conducto del déficit fiscal, exceso de demanda de dinero y cuantioso déficit en cuenta corriente.
Las condiciones descritas se acentuarán con la reforma tributaria que genera recursos por $22 billones y antes de ser aprobada está expuesta a erogaciones presupuestales del mismo orden. La realización de los programas sociales está sujeta a la reducción del ahorro, que amplía el desequilibrio entre la oferta y la demanda. La inflación se acentúa y la producción se contrae.
En el pasado el ahorro se cubría con salarios por debajo de la productividad. Dentro del cambio de paradigma en favor de la distribución del ingreso, ahora el ahorro se busca en el exterior con elevadas tasas de interés. Los agentes económicos no lo reciben porque los TES se desvalorizan con respecto a la moneda extranjera. Mientras haya devaluación no será posible mantener los TES. La solución es reemplazarlos por una política monetaria de aumento del crédito y la base monetaria por encima del producto nacional, a tiempo de una reforma comercial y cambiaria que limite las importaciones, ya sea con aranceles o con la modificación del régimen cambiario.
La elevación de la tasa de interés dictaminada por el Banco de la República amplía la diferencia entre la demanda y la oferta agregada y eleva los precios. De hecho, contribuye a subir la inflación y deprimir la producción. La solución es el modelo basado en las condiciones propias de la economía colombiana.