Durante mucho tiempo sostuve que la economía colombiana había pasado de una economía de demanda a una economía de oferta, de una economía de demanda de ahorro mayor que la inversión a una economía de ahorro menor que la inversión.
La mejor solución se alcanza cuando el Estado interviene para elevar el ahorro, y también para reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente, es decir, la intervención en el mercado para elevar la relación capital-producto y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.
De tiempo atrás señalé que la igualdad entre la oferta y la demanda se quebró. El ahorro quedó por debajo de la inversión. En razón que el mercado tiende a reducir el ahorro, la economía queda a la deriva. El ahorro tiende a descender. No hay otro camino que la acción del Estado para aumentar el ahorro, como sería la intervención cambiaria o monetaria para elevar el ahorro. Y no se hizo, y más se hizo lo contrario. No se cumple la ley de Say, y tampoco de equilibrio competitivo de Arrow y Debreu. Lo cierto es que el tipo de cambio se revalúa y la tasa de ahorro declina.
El sistema no funciona con tasas de cambio flexibles. Se requiere la intervención cambiaria o monetaria, ya sea con tasas de cambio fijas o con la política fiscal, para devaluar la moneda y elevar la tasa de ahorro.
Como lo dije en la última columna, se requiere un modelo fundamentado en la observación de los hechos factuales que muestran que el tipo de cambio se revalúa, la tasa de ahorro se desploma y la suma del déficit fiscal y en cuenta corriente asciende al 10% del PIB, el más alto de la OCDE, y no el modelo fundamentado en la idealización del mercado, como es bajar la tasa de ahorro.
En las nuevas concepciones de ahorro inducidas por el éxito asiático se advierte que el problema no está solo en aumentar el ahorro, sino también en reducir del déficit fiscal y en cuenta corriente.
La gran falla de las soluciones de mercado está en que tienden a reducir el ahorro. La ampliación del ahorro está condicionada a la intervención del Estado, en contra de la Ley de Say, de la Ley de Walras y del equilibrio competitivo de Arrow y Debreu. Lamentablemente, el ahorro está en contra del mercado. Las soluciones ideales de mercado bajan el ahorro.
Para aumentar el ahorro es necesario reducir las importaciones y aumentar las exportaciones. Esto en contra del mercado y la liberación comercial, que amplían las importaciones, como ocurrió en el pasado con las aperturas económicas.
La intervención cambiaria y la devaluación de la moneda son indispensables. Estas medidas no solo estimulan las exportaciones y desincentivan las importaciones, sino que son clave para disminuir el déficit tanto fiscal como en cuenta corriente.
Como lo señalé en varias columnas, la economía pasó de un estado de demanda, ahorro mayor que la inversión, a ahorro menor que la inversión, que no es sostenible. La solución está condicionada a un modelo que eleve la tasa de ahorro y reduzca ambos déficits.