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La igualdad entre la oferta y la demanda, como lo anticipe reiteradamente, se quebró. La producción es determinada por el ahorro y el empleo formal, y la demanda es determinada por la inversión, y el déficit fiscal y en cuenta corriente.
La solución del sistema no puede resolverse por los procedimientos de libre mercado. Se requiere un modelo, acuerdo o conciliación basado en la elevación de la tasa de ahorro, y la reducción del déficit fiscal y en cuenta corriente. Así las cosas, se provoca la elevación del ahorro que aumenta la oferta, y la reducción del déficit fiscal y en cuenta corriente a menos de 5 % del PIB.
La sobrestimación del crecimiento económico induce proyecciones por encima de la realidad. Se inducen aumentos en el déficit fiscal y en la cuenta corriente.
En la estimación en Colombia del crecimiento año corrido de los sectores y subsectores, para junio de 2025, los mayores fueron: agropecuario (5,3 %), entretenimiento y actividades de los hogares (11,4 %) y comercio (4,8 %). Los de menor crecimiento fueron: servicios públicos (-0,3 %), minería (-7,6 %) y construcción (-3,3 %). El crecimiento de la industria fue 1,1 %. En el producto total la estimación fue de 2,4 %.
Para elevar el crecimiento no hay otra opción que la devaluación de la moneda que eleve la tasa de ahorro, y la reducción el déficit fiscal y en cuenta corriente a menos de 5 % del PIB.
Como lo señalé en varias columnas, la economía pasó de un estado de economía de demanda, ahorro mayor que la inversión, a ahorro menor que la inversión. La solución está condicionada a un modelo que devalúe la moneda en forma drástica, eleve la tasa de ahorro, y más, reduzca el déficit fiscal y en cuenta corriente a menos de 5 % del PIB. En su lugar, se tiene un modelo que revalúa la moneda, baja la tasa de ahorro, y aumenta la suma del déficit fiscal y en cuenta corriente por encima de 10 % del PIB, y conduce al colapso.
La solución del sistema no puede resolverse por los procedimientos idealistas de mercado. Se requiere un modelo, acuerdo o conciliación que devalúe la moneda, eleve la tasa de ahorro, y reduzca el déficit fiscal y en cuenta corriente por debajo de 5 % del PIB. Así las cosas, se provoca la elevación del ahorro que aumenta la oferta, y la reducción del déficit fiscal y en cuenta corriente que contrae la demanda.
La verdad es que la igualdad entre el ahorro y la inversión se quebró de tiempo atrás. El ahorro decayó, y el déficit fiscal y en cuenta corriente aumentó. Se requiere un modelo que devalúe la moneda, eleve el ahorro, y reduzca el déficit fiscal y en cuenta corriente. Como no se hizo, la moneda se revalúo 25 %, la tasa ahorro declinó 40 % con relación a la tendencia histórica, y el déficit fiscal y en cuenta corriente supera el 10 % del PIB.
La observación de los hechos factuales indica que ha debido hacerse lo contrario, como es devaluar la moneda, elevar la tasa de ahorro, y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente. La solución no se puede alcanzar con el instrumental de las economías keynesianas de demanda que reducen el ahorro. Se requiere la abierta intervención del Estado para elevar ahorro, y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.
