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Como lo advertí en columnas anteriores, la economía se precipitó en un estado de ahorro menor que la inversión, lo cual hace difícil lograr objetivos como aumentar el crecimiento del producto y bajar la inflación. El producto nacional crece a tasas cercanas a cero, y el ahorro crece por debajo del producto nacional. No hay otro camino que devaluar la moneda, elevar la tasa de ahorro, y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente. En su lugar, lo que se hizo fue revaluar la moneda 20 % en términos reales, bajar la tasa de ahorro 40 % con respecto a la tendencia histórica y ampliar el déficit fiscal y en cuenta corriente.
La verdad es que la economía experimentó, desde tiempo atrás, una reducción de la tasa de ahorro que se pretendió contrarrestar con acciones que la agravaron. En este momento, la tasa de ahorro se encuentra por debajo de la tendencia histórica, y la tasa de cambio se revalúa en términos reales.
La economía venía también en proceso de debilitamiento de la tasa de ahorro que desarticuló el sistema. Quedó expuesta a un estado de declive de la tasa de ahorro y el crecimiento económico, que se refuerzan y conducen al colapso.
En fin, las soluciones de mercado han conducido a un estado de baja de la tasa de ahorro y ampliación del déficit fiscal y en cuenta corriente que se sale de las normas de prudencia internacional. El tipo de cambio se revalúa en términos reales, la tasa de ahorro desciende 40 % con relación a la tendencia histórica y la suma del déficit fiscal y en cuenta corriente supera 10 % del PIB, el más alto de la de países reportados por la revista The Economist.
La economía quedó abocada a un estado de reducción de ahorro y ampliación del déficit fiscal y en cuenta corriente de la balanza de pagos, lo cual es insostenible. La solución no surge de las idealizaciones de libre mercado, sino de un modelo que devalúe la moneda, eleve la tasa ahorro y reduzca el déficit fiscal y en cuenta corriente. Se tiene un sistema económico en desequilibrio, que solo puede superarse con un modelo en desequilibrio, como es el acuerdo para elevar la tasa de ahorro mediante la intervención en los mercados cambiario y monetario.
La tasa de ahorro, la evolución del tipo de cambio y el déficit fiscal y en cuenta corriente tienen un impacto sobre variables tan fundamentales como el crecimiento del producto y la inflación. En Colombia, el crecimiento del producto no arranca manteniendo niveles similares a los que se han obtenido desde 2015, y la inflación este año se mantiene similar a la del año pasado. Los objetivos de crecimiento del producto y estabilización de la inflación se facilitan con el aumento de la tasa de ahorro, y resultan más difíciles cuando esta se reduce con respecto de su tendencia histórica y la moneda se revalúa en términos reales.
La economía está abocada a una caída de la tasa de ahorro y revaluación de la moneda, que se refuerzan y conducen al colapso. Lo que se requería era una devaluación de la moneda y un alza de la tasa de ahorro. Lo que se tiene es una revaluación de la moneda en términos reales y una baja de la tasa de ahorro con respecto a la tendencia histórica.
