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En la presentación de mi libro “Distribución del ingreso con crecimiento es posible” publicado en 2014 advertí que la economía mundial y las nacionales evolucionaban hacia una economía de oferta, tasa de ahorro descendente, y no se hizo ninguna cosa para evitarlo.
El país viene de tiempo atrás con un modelo de tasa de ahorro decreciente que propicia salarios por debajo de la productividad del trabajo y tasas de interés por encima de la productividad del capital.
La economía experimentó una fuerte devaluación confirmada por los hechos que inducen salidas de capitales y no se corrige por el mercado, y menos por la vía de la elevación de la tasa de interés.
Lo que se plantea es bajar la tasa de interés y sustituirla por la ampliación del dinero y el crédito por encima del producto nacional, e intervenir el mercado cambiario para revaluar la moneda en forma directa. La economía positiva no puede realizarse con proyecciones y adivinanzas, y más, debe hacerse con información factual.
El comportamiento descrito se agravó por la apertura comercial y el coronavirus. Lo cierto es que las economías están expuestas a bajas tasas de ahorro que reducen el crecimiento y las precipitan en economías de oferta, de las cuales es muy difícil salir. Las caídas de la producción reducen el ahorro que las agravan. Una rápida mirada a las cifras mundiales y nacionales es suficiente para advertir que las economías experimentan el ciclo más severo del siglo.
Las soluciones se han buscado dentro de los anaqueles de libre mercado, y más, en el modelo de altas tasas de interés que ha resultado ineficaz y destructivo. El alza de las tasas de interés genera expectativas que precipitaron salidas de capitales, aumentaron el déficit en cuenta corriente, y lo más grave, devaluaron el tipo de cambio.
El país regreso a los estados de crisis cambiaria en que los recursos salen del país e inducen salidas adicionales. No tiene otra alternativa que intervenir el tipo de cambio para frenar la salida de dólares. Al mismo tiempo, el alza de las tasas de interés se torna insostenible. Propicia la reducción de la tasa de ahorro y la producción, amplía el déficit en cuenta corriente y devalúa el tipo de cambio, y eleva la inflación.
La recuperación de la economía está condicionada a un nuevo modelo que eleve la tasa de ahorro y sostenga el salario por encima de la productividad. Dicho en otros términos, que propicie la elevación del ahorro para alcanzar la máxima producción y conciliarla con la demanda. En la práctica adquiere la forma de ampliación del crédito y el dinero por encima del producto nacional y la intervención del mercado cambiario para revaluar la moneda en forma directa.
En el pasado los gobiernos y el Banco de la República dispusieron de amplía independencia para regular la economía de demanda por conducto de la política monetaria y cambiaria. Las condiciones cambiaron. La mayor discrecionalidad del Banco de la República es necesaria para elevar el ahorro y superar el estancamiento en una economía de oferta.
