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La tasa de interés no controla la inflación

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Eduardo Sarmiento
10 de octubre de 2022 - 05:00 a. m.
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Desde hace tiempo, manifesté que el Gobierno no se ha apartado de las concepciones ideales de mercado. Más concretamente, no se ha salido de la economía de demanda, en donde la inflación se origina por un estado de demanda mayor que la producción. La inflación proviene de condiciones que no pueden ser superadas con simples medidas de demanda.

Como lo mostré en forma repetida durante dos años, la economía colombiana cayó en un estado de oferta donde la producción es inferior a la demanda. La manifestación más clara está en el disparo de la inflación y la reducción sistemática del producto nacional. Las soluciones de demanda son insuficientes para contrarrestar las reducciones del ahorro y de la producción. La economía entra en estados de caída de la producción y el ahorro que son insostenibles.

El alza de la tasa de interés contrae la demanda, porque reduce los consumos y también deteriora la oferta porque disminuye la capitalización y el empleo. Como el segundo efecto predomina sobre el primero, al final contrae la producción.

Es precisamente lo que ocurre en la economía colombiana. El alza de la tasa de interés ha venido a acentuar la caída de la actividad productiva que viene de atrás por desaciertos del manejo macroeconómico, en particular los cuantiosos déficits fiscal y en cuenta corriente, y el exceso de demanda de dinero sobre la oferta.

La solución de una economía en estado deficiente de oferta está en la elevación del ahorro mediante la expansión del crédito y la reducción del déficit fiscal, y la formulación o limitación de las importaciones.

La situación descrita no es nueva. En 1997 se presentó una deficiencia similar de oferta por la apertura económica que ocasionó una fuerte contracción del ahorro y un cuantioso déficit en cuenta corriente. El desajuste se enfrentó con tasas de interés del 70 % que precipitaron el desplome de 1999.

La verdad es que la economía ha venido operando dentro del modelo basado en las directrices del libre mercado, que mueve el sistema en un estado de economía de demanda (ahorro sobrante) que se puede enfrentar con las medidas convencionales como el alza de la tasa de interés y la austeridad fiscal. Pues bien, los hechos se han encargado de demostrar que esta política no solo es ineficaz para enfrentar la economía de oferta, sino que da lugar a resultados opuestos a los buscados.

El alza de la tasa de interés ha enrarecido el estado de la economía que viene de atrás. Las políticas de tasas de interés son adoptadas en los países desarrollados para trasladar sus crisis de ahorro y de salarios a los países en desarrollo. El alza de los costos financieros recae más en las economías deudoras que en las acreedoras. Los países de menor desarrollo son perdedores netos. De nuevo se advierte que las crisis actuales de los países en desarrollo no se superan con las políticas generalistas que se aplican en todos los lugares. Se requieren modelos fundamentados en las características propias de los países. Así, en Colombia los esfuerzos del Gobierno deben concentrarse en el bajo ahorro, causado por los desaciertos monetarios y financieros.

No sobra señalar que la tasa de interés fue concebida como el medio para alinear todas las economías en torno a los postulados de libre mercado. Se daba por hecho que la regulación de las economías por la vía del mercado conduciría al mayor bienestar social, pero hoy se advierte que es una de las principales causas de la desigualdad.

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