En las concepciones dominantes de equilibrio se considera que la economía opera con ahorro sobrante. El ahorro es igual a la inversión. La demanda agregada es mayor que la oferta y la diferencia se llena con la política fiscal. Durante un siglo se operó con este diagnóstico sin actualizarlo ni mejorarlo. La menor elasticidad del ahorro al producto por la distribución del ingreso y la disminución de la elasticidad de sustitución cambiaron lentamente el comportamiento y luego la pandemia lo acentúo. El mundo entró a operar con deficiencias de ahorro que modifican el comportamiento de las economías a todos los niveles. En los últimos tres años 2020-2022 se ha registrado el mayor ciclo del medio siglo, y al parecer terminará en estancamiento e inflación.
En Colombia el sistema experimenta una reducción del ahorro que se llevó por delante la producción, la balanza de pagos y el empleo. La política monetaria contractiva de oferta menor que la demanda coloca el salario por debajo de la productividad. Si los trabajadores actúan para modificar ese estado y los empresarios para mantenerlo, se precipita el proceso de inflación inercial. Los trabajadores y los comités tripartitos presionan para mantener el salario por encima de la productividad y las empresas presionan y actúan para mantenerlo por debajo.
La verdad es que la inflación inercial es causada por el banco central qué determina el salario real y las empresas que determinan los precios. El salario nominal queda a la deriva. Los empresarios suben los precios porque los trabajadores suben el salario, y los trabajadores hacen lo propio.
La gran pregunta es hasta donde el Banco de la República está preparado en las circunstancias actuales para determinar el salario y la distribución del ingreso. Lo más probable es que, siguiendo la línea dominante de los bancos centrales de Estados Unidos y Europa, se incline en favor de la represión de la demanda.
El crecimiento económico se propicia por conducto de una política monetaria contractiva que baja el salario y deteriora la distribución del ingreso. Luego, el deterioro de la distribución del ingreso obliga a ampliar el gasto público que tiene un mayor contenido de consumo. Lo cierto es que el ahorro generado inicialmente es compensado posteriormente. El propósito del crecimiento no se consigue.
Lo anterior es el resultado del falso dilema entre el crecimiento y la distribución. Los dos propósitos por ser determinados por la misma distribución estadística y por factores que los afectan en la misma dirección y en dirección contraria no son separables. Las soluciones extremas qué buscan un propósito a cambio del otro son inestables e insostenibles.
En fin, el sistema experimentó una reducción del ahorro que se llevó por delante economía. Las políticas monetarias contractivas de oferta de dinero menor que la demanda colocan el salario por debajo de la productividad. Las acciones de los agentes económicos para evitar el dictamen de la naturaleza desatan el proceso de inflación inercial.
La solución es desmontar la política monetaria contractiva que deprime el salario, por medio de la ampliación del crédito privado a los sectores líderes de la industria, la agricultura y la construcción, la reducción del déficit en cuenta corriente y el recorte del exceso de demanda de dinero. La economía quedaría en capacidad de detener la inflación, sostener el crecimiento económico y avanzar rápidamente en la distribución del ingreso.