Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Se perdieron las luces. El DANE presenta las cifras de empleo como una mejoría de las condiciones del mercado laboral. La tasa de participación baja, la ocupación laboral disminuye y el desempleo desciende. No se advierte que la tasa de participación disminuye y la ocupación también. Lo que se tiene es una caída del empleo, o si se quiere un aumento del desempleo, que contrae el ahorro y la capitalización, y en consecuencia, reduce la producción. Luego, la caída del producto nacional reduce la tasa de ahorro y conduce el sistema al colapso.
La economía está abocada a la elevación de la tasa de interés real y revaluación del tipo de cambio, que la conduce a un estado de difícil retorno. No hay más opción que un modelo económico que baje la tasa de interés y devalúe la moneda en forma directa, ya sea por la intervención cambiaria o monetaria, y así eleve la tasa de ahorro. Se confirma que las soluciones que bajan la tasa de ahorro son ineficientes, inequitativas e insostenibles.
Las condiciones de equilibrio se quebraron. La oferta agregada evoluciona por debajo de la demanda. El comportamiento de la oferta está sobrestimado. En la realidad el producto nacional evoluciona muy por debajo del valor calculado por el DANE, esto es, con tasas de crecimiento negativas. Estamos ante una economía de oferta abocada a una reducción del ahorro que la conduce al colapso. Así suene repetitivo, la solución es un modelo que revierta la revaluación del tipo del tipo y el alza de la tasa de interés, que nunca debieron propiciarse y sostenerse.
El Gobierno no advierte que la economía se encuentra en un estado de ahorro faltante, que conduce en el corto plazo al estancamiento con inflación, y en el mediano plazo, al deterioro la distribución del ingreso. No hay más opción que un modelo económico que eleve el ahorro.
En otros términos, se tiene un modelo que sube la tasa de interés, revalúa la moneda y baja la tasa de ahorro. Lo que se requiere es un modelo que baje la tasa de interés real, devalúe el tipo de cambio, y así, eleve la tasa de ahorro.
La solución se consigue con la intervención en el mercado cambiario que incremente la tasa de ahorro y reduzca la diferencia de crecimiento entre los ingresos del capital y el trabajo, como lo han realizado las economías asiáticas. No es necesario modificar el régimen constitucional existente. Lo que hay que cambiar es el modelo económico dentro de un consenso nacional que se aparte de las concepciones clásicas de mercado que prescriben que el ahorro debe ser menor que la inversión.
La evidencia de un siglo confirma que los modelos económicos que bajan la tasa de ahorro son ineficientes, inequitativos e insostenibles. Así mismo, muestra que los países que más aumentan la tasa de ahorro son los que más crecen, y los que más crecen son los que más avanzan en la distribución del ingreso.
