Solo se puede alcanzar con el modelo económico que eleve la tasa de ahorro mediante reformas estructurales en materia monetaria y fiscal, composición comercial y sectorial, y transferencias de la renta social. El mejor sistema es una estructura económica que sostenga el crecimiento económico por encima de la tendencia histórica y mejore rápidamente la distribución del ingreso.
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El país opera con un sistema pensional inequitativo que tiene una gran responsabilidad en el deterioro de la distribución del ingreso registrada en los últimos treinta años. En varias oportunidades manifesté que el sistema había sido un grave error y que no se había hecho mayor cosa para remediarlo. Los que tienen más reciben más beneficios. La propuesta de Petro de reformar el sistema pensional es lo menos que se puede hacer para detener el proceso creciente de deterioro de la distribución del ingreso, y no está exenta de dificultades.
La propuesta pensional está basada en la fórmula de tres pilares. En la práctica es un recurso para ampliar el acceso de mesadas de menos de cinco salarios mínimos y recortar los beneficios de los sectores altos. Así las cosas, la propuesta reduce la tasa de ahorro que en las circunstancias actuales de la economía no es sostenible. Los balances financieros registran un déficit fiscal de 8 % del PIB, déficit en cuenta corriente de 6% del PIB y el exceso de demanda sobre la oferta de dinero de 4 % del PIB. En cierta forma la reducción del ahorro se manifiesta en enormes faltantes a todos los niveles que tornan insostenible el sector público.
Es claro que en las circunstancias actuales el desmonte del sistema ocasionaría una reducción del crédito que acentuaría el desbalance de la economía causado por el bajo ahorro. Las medidas fiscales mejoran la distribución del ingreso en el corto plazo a cambio del ahorro qué las torna insostenibles. En la práctica, tienen que complementarse con las políticas monetarias orientadas a reducir el exceso de demanda de dinero, cómo sería el caso de una conciliación para ampliar el crédito a los sectores líderes, reducir el déficit fiscal y su financiación parcial con la adquisición de títulos TES por parte del Banco de la República. La solución no está en la independencia del banco central, sino en la coordinación de la política fiscal y monetaria.
En las circunstancias actuales la política fiscal, ya sea de pensiones o impuestos, no es suficiente para corregir el monumental desorden de la economía. El mayor margen de maniobra está en el sector monetario y financiero y la composición comercial y sectorial.
El camino no es corregir las enormes inequidades y el lento crecimiento en las manifestaciones. Las medidas fiscales de reparto mejoran la distribución del ingreso, pero no la estructura. El deterioro del ahorro termina reduciendo el crecimiento y la equidad. En cambio, las acciones para elevar el ahorro mejoran el crecimiento y la distribución del ingreso, y se refuerzan. Así lo confirman la evidencia de dos siglos. Los países que más crecen son los que más avanzan en la distribución.
En fin, la propuesta de trasladar las pensiones de los fondos privados a Colpensiones baja el déficit del gobierno central en el corto plazo. Por lo demás, reduce el ahorro y el crecimiento, y solo con el concurso de la política monetaria mejora la distribución del ingreso en el largo plazo.