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En oportunidades anteriores advertí que la economía había entrado en un estado creciente de desequilibrio. El ahorro declina y el empleo se contrae. Se ha entrado a un estado similar al de la pandemia. La producción desciende y la tasa de ahorro declina, y se refuerzan. No hay más opción que bajar la tasa de interés real y devaluar la moneda en forma directa, comprando dólares en el mercado de divisas.
Cómo no se hizo la tarea la tasa de interés subió, el tipo de cambio se revalúo y la tasa de ahorro continuó declinando. Los hechos se encargaron de demostrar que no había más opción que un modelo que bajara la tasa de interés, devaluará la moneda, y así elevará la tasa de ahorro y el empleo.
Lo anterior genera un estado de incertidumbre. Los exportadores de moneda extranjera y en títulos TES advertirán que los títulos tendrán menos valor en dólares, y en consecuencia procederán a sacarlos del país. No hay más opción que la devaluación.
En fin, la economía está ante un colapso anunciado. La economía venía de tiempo atrás con un ahorro menor que la inversión, oferta menor que la demanda, que solo se podía controlar y contrarrestar con una intervención en el mercado monetario o cambiario.
La solución es un modelo que aumente la oferta y reduzca la demanda. Lo primero se consigue elevando la tasa de ahorro y el empleo. Lo segundo se logra reduciendo los déficits fiscales y en cuenta corriente que actualmente se encuentran en 10% del PIB.
No hay más opción que incrementar la devaluación de la moneda, la baja de la tasa de interés real y, por consiguiente, elevar la tasa de ahorro. Las soluciones que bajan la tasa de ahorro en forma permanente son recesivas y bajan la producción y el empleo.
El panorama de Colombia en muchos aspectos es similar al que están viviendo con atraso la economía mundial, en particular Estados Unidos, y se puede sintetizar en una frase. Estamos ante economías de oferta que se enfrentan con modelos de desequilibrio que reducen el ahorro. Las economías están asediadas a un estado estructural de ahorro menor que la inversión que en algún momento tenía que precipitarse en colapso. La igualdad entre la oferta y la demanda se quiebra. La oferta es determinada por la tasa de ahorro y el empleo que declinan y la demanda corresponde a la formulación convencional determinada por la inversión, el déficit fiscal y el déficit en cuenta corriente. Cómo la oferta declina y la demanda aumenta, el sistema se quiebra. La solución es un modelo que aumente la oferta y reduzca la demanda. El resultado se puede conseguir con una operación monetaria de exceso de demanda sobre la oferta de dinero. En términos más sencillos, con la intervención del Banco de la República en el mercado cambiario o monetario.
Estamos en un mundo de desequilibrio. No se cumple la ley de Say. La oferta agregada es menor que la demanda agregada. La solución no se consigue con las prescripciones de mercado. Es indispensable la presencia del estado por medio de modelos de desequilibrio.
La falla de la economía se origina por un estado de ahorro menor que la inversión. Las soluciones se pretenden con modelos que reducen el ahorro, como es el caso del modelo de Solow, y en general con formulaciones de mercado. La solución solo se logra con modelos que elevan el ahorro y reducen el déficit fiscal y en cuenta corriente. El sistema tiende a un estado de revaluación de la moneda y baja de la tasa de ahorro que dejan la economía a la deriva.
Las soluciones en que el producto nacional decrece y la tasa de ahorro declina, cómo sucedió con la pandemia, conducen al colapso. El resultado solo se puede evitar con un modelo que baje la tasa de interés, devalúe la moneda y así eleve la tasa de ahorro. Los países, como los Tigres Asiáticos, que han aplicado la receta en forma secreta, son los que han logrado el mejor desempeño de los últimos treinta años.
