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En varias oportunidades advertí que la economía se encuentra en un estado de ahorro menor que la inversión que no es sostenible. La solución es un modelo de desequilibrio que baje la tasa de interés real, devalúe la moneda, y así eleve la tasa de ahorro.
Como la economía no crece se incurrió en un grave error histórico. Se dio por cierto que el crecimiento y la distribución del ingreso son separables. No es cierto. Ambos propósitos se alcanzan cuando se incrementan la tasa de ahorro, la relación capital-producto y el crecimiento del producto nacional.
La economía registra una caída sin precedentes de la tasa de ahorro con relación a la tendencia histórica y un aumento notable del déficit fiscal y en cuenta corriente. Se requiere un modelo basado en las directrices de desequilibrio, economía de oferta y demanda, que eleve el ahorro mediante severas reformas monetarias, financieras y comerciales que devalúen la moneda y reduzcan el déficit fiscal y en cuenta corriente. Se entraría en un estado en el cual el empleo y el capital se complementan y se tornan efectivos para impulsar el crecimiento del producto nacional y avanzar en el coeficiente de Gini de la distribución del ingreso.
La solución solo se puede aplicar dentro del consenso de las partes. Solo se logra con el modelo que baje la tasa de interés real y devalúe la moneda dentro de un acuerdo nacional.
En particular, se requiere un acuerdo sobre la necesidad ineludible de devaluar la moneda con la intervención del Gobierno, ya sea en el mercado cambiario o en el monetario.
En fin, las soluciones se consiguen con la intervención del Estado que eleve la tasa de ahorro. El mercado tiende a colocar la tasa de ahorro por debajo de la inversión. Lo que se requiere es un modelo que baje la tasa de interés, devalúe la moneda, y así eleve la tasa de ahorro, a diferencia de los modelos de equilibrio. Lo mismo se puede decir de los modelos dominantes, como el de Solow y Mundell, que mantienen el ahorro por debajo de la inversión.
Lo que se requiere es un modelo de ahorro mayor que la inversión, como lo han realizado los tigres asiáticos. Los méritos de los tigres asiáticos no están en la apertura del mercado para ampliar el ahorro, sino en la elevación de la relación capital-producto para incrementar la productividad de la mano de obra en las actividades de mayor complejidad y demanda externa. El ahorro se convierte en un medio para ampliar el empleo y la producción. En Colombia la elevación de la tasa de ahorro ocasionaría la ampliación del capital que aumentaría el empleo y la producción. Y lo más sorprendente, al mismo tiempo, mejoraría la distribución del ingreso. Sin embargo, en la práctica los buenos oficios del Gobierno resultarán inefectivos mientras suba la tasa de interés real, se revalúe el tipo real de cambio, y se amplié el déficit fiscal y en cuenta corriente.
El panorama no cambiará mientras suba la tasa de interés real, se revalúe el tipo de cambio, y así se baje la tasa de ahorro, y se amplié el déficit fiscal y en cuenta corriente. La suerte de
la economía dependerá de capacidad del Gobierno de avanzar en acuerdos que eleven la tasa de ahorro.
La operación no se realiza con la ampliación de las exportaciones sino con la sustitución de importaciones. El beneficio de la operación no está en el abaratamiento de las exportaciones, sino en la mayor productividad del empleo y la sustitución de las importaciones, es decir, en la elevación de la relación capital-producto y el mayor crecimiento del producto nacional.
