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En las últimas columnas mostré que la igualdad entre la oferta y la demanda se quebró. El crecimiento calculado por el lado de la oferta, es decir, por el ahorro es menor que el determinado por la demanda, es decir, por la inversión. Ahorro menor que la inversión.
El cálculo de la oferta realizado por el DANE supone que el ahorro es igual a la inversión. No es cierto. La demanda es mayor que la producción. El cálculo de la producción está sobrestimado, porque se asimila al de la demanda, que es el que se calcula con las cifras de la OCDE.
Si el cálculo se realiza con el ahorro y el empleo formal, el crecimiento del PIB sería cerca de cero. Se configura un círculo vicioso en que la tasa de ahorro determina el crecimiento económico y éste determina la tasa de ahorro. Se replica la experiencia de la pandemia.
El empleo formal crece menos que el informal, y los cuenta propia y obrero/empleado del Gobierno crecen más que obrero/empleado particular. El sistema tiene más capacidad para ampliar la informalidad que los empleados formales. Al subir la informalidad se reduce la productividad de la fuerza laboral y el producto no crece.
Se tiene un sistema que revalúa la moneda, baja la tasa de ahorro, aumenta el déficit fiscal y en cuenta corriente, y conduce al colapso. Lo que se requiere es un modelo que devalúe la moneda, eleve la tasa de ahorro y reduzca el déficit fiscal y en cuenta corriente.
Se quebró la igualdad entre la oferta y la demanda. El crecimiento de la oferta es menor que el de la demanda. Como el ahorro es menor que la inversión, se tiene un modelo en desequilibrio que requiere la ampliación del ahorro para aumentar el producto. El mercado no aumenta el ahorro y se requiere la acción del Gobierno para devaluar el tipo de cambio y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.
El desequilibrio tiene un efecto en las cifras del cálculo de la oferta realizado por el DANE que supone que el ahorro es igual a la inversión. En razón que la demanda es mayor que la producción, el cálculo de la producción se sobrestima porque se asimila a la demanda. Si se tiene en cuenta que producto depende del ahorro y el empleo formal, el crecimiento sería cercano a cero e incluso negativo. Se configura un círculo vicioso en que la tasa de ahorro y el crecimiento económico declinan y se refuerzan.
El Banco de la República en vez de devaluar la moneda, la revalúa, y el Gobierno aumenta el déficit fiscal y en cuenta corriente.
La solución de economía positiva, dictada por la observación de los hechos y la experiencia de los Tigres asiáticos, se logra cuando el Banco de la República interviene para devaluar la moneda, y el Gobierno para reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente. Como no se hace, el sistema queda a la deriva. La moneda se revalúa y la tasa de ahorro declina, y en conjunto conducen a un estado de ahorro menor que la inversión, que no es sostenible
El ahorro declina y el déficit fiscal y en cuenta corriente (publicado en la revista The Economist) supera el 10 % del PIB, el más alto de la historia reciente del país y de la OCDE.
No hay otro camino que el modelo que devalúe la moneda en forma drástica y eleve la tasa de ahorro, y también reduzca el déficit fiscal y en cuenta corriente.
La solución se pretende dentro de las visiones convencionales de liberar el mercado. Lo que se requiere es un modelo que intervenga en el mercado cambiario o monetario para devaluar la moneda y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.
