Es hora de que se entienda que el mercado conduce a un estado de ahorro menor que la inversión. Lo que se requiere es un modelo de desequilibrio, no de equilibrio, que aumente el ahorro mediante la devaluación de la moneda y la reducción del déficit fiscal y en cuenta corriente. Como no se hizo, el ahorro cayó por debajo de la inversión.
La solución es el modelo que eleve el ahorro y lo sostenga por encima de la inversión, y más, reduzca la suma del déficit fiscal y en cuenta corriente. Lo cierto es que la devaluación de la moneda que propusimos reiteradamente por los más variados conductos no se ha materializado. La ley de Say no se cumple. Oferta agregada menor que la demanda agregada. La economía quedó en un estado de ahorro menor que la inversión y revaluación de la moneda que la conduce al colapso.
Se requiere una acción externa que realice la devaluación, como sería la intervención del Banco de la República comprando dólares en el mercado cambiario o entregando recursos de emisión monetaria al Gobierno para que adquiera dólares en el mercado. Como no se aplicó la recomendación, en la creencia de que el dólar va a ser cada vez más caro, los inversionistas en moneda extranjera procederán a vender las tenencias en pesos y la moneda entraría en un proceso de devaluación. Se entraría en la bien conocida devaluación causada por la salida de capitales.
La única forma de prevenir esa situación es con una devaluación masiva de la tasa de cambio y no hay quien la haga. No hay más opción que la intervención en el mercado cambiario o en el mercado monetario para devaluar la moneda y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.
El mercado tiende a reducir el ahorro, cuando lo que se requiere es aumentarlo. No hay más camino que intervenir en el mercado cambiario y en el marco fiscal para reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.
Se requiere la intervención en el mercado cambiario o monetario para devaluar la moneda y elevar la tasa de ahorro, y en el sistema fiscal para reducir el déficit fiscal y también elevar el ahorro.
Como no se hace, el tipo de cambio se revalúa y la tasa de ahorro se desploma, y la suma del déficit fiscal y en cuenta corriente supera el 10 % del PIB, el más alto de los países de la OCDE. Como lo advertí en varias columnas, se quebró la igualdad entre la oferta y la demanda agregada. El crecimiento del producto (PIB) es inferior al de la demanda reportado por el DANE.
Según las cifras del DANE el crecimiento del producto el año pasado fue de 1,6 % y el crecimiento anual del primer trimestre del presente año fue de 2,7 %. En los pronósticos de The Economist el crecimiento para el presente año es de 2,3%, similar a Chile 1,9% y Brasil 1,9%, pero inferior al de Argentina 5,5%. Por su parte, el crecimiento del producto en 2024 fue inferior a Brasil y Chile, pero superior a Argentina.
Colombia, que en décadas pasadas crecía a tasas superiores a sus países similares de Latinoamérica, en la actualidad ha crecido a tasas inferiores, desde 2015 el país no ha crecido a tasas sobresalientes.
El cálculo de la producción de la economía estimado por el lado de la demanda es mayor que el crecimiento real de la producción determinado por el ahorro y el empleo formal que declinan de tiempo atrás.
Como lo advertí en varias columnas, en Colombia se quebró la igualdad entre la oferta y la demanda agregada. El crecimiento del producto nacional (PIB) además de ser bajo es inferior al de la demanda reportado por el DANE. Como la oferta y la demanda no se igualan, la ley de Say no se cumple. El crecimiento real del producto nacional es inferior al cálculo de la demanda reportado por el DANE.
El cálculo de la producción de la economía estimado por el lado de la demanda es mayor que el crecimiento real de la producción determinado por el ahorro y el empleo formal que declinan de tiempo atrás. Más concretamente, el crecimiento del producto nacional de la economía está sobrestimado.
Se quebró la igualdad entre la oferta y la demanda agregada. El crecimiento económico determinado por el ahorro y el empleo formal es inferior al determinado por la demanda. Se requiere una amplía intervención en el mercado cambiario o monetario para devaluar la moneda, elevar la tasa de ahorro y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente.