Cero y van dos. Hace cuatro años perdimos la oportunidad de elegir a un candidato que no llevara a millones de ciudadanos a votar “en contra de” un aspirante y no en favor de quien consideraba la mejor opción. Hoy el panorama electoral no es muy diferente. El llamado centro nuevamente perdió una oportunidad histórica de convocar a los colombianos a apoyar una opción que paradójicamente se llamó la Coalición de la Esperanza. Una esperanza que se frustró principalmente por la disputa de egos entre algunos miembros que la conformaban. También por la imposibilidad de llegar a acuerdos de mecánica electoral y sobre los apoyos políticos que presuntamente eran inaceptables para unos miembros de la agrupación, a pesar de que acabaron haciendo lo mismo. A esto se suma la llegada de Íngrid Betancourt, quien pretendió fungir de salvadora de la unidad y de la coalición, pero acabó haciendo todo lo contrario. Lanzó su candidatura y de paso puso en riesgo la presencia de Humberto de la Calle en la curul, que la obtuvo con sobrados méritos propios. Todos estos hechos generaron aprensión y desilusión entre quienes creímos que finalmente podríamos votar por alguien que representara una alternativa a la polarización, al miedo, a las alianzas con los partidos y clanes políticos que han estado y están en el poder actualmente e incluso presuntamente con grupos criminales. Pero todo indica que nuevamente vamos a votar “en contra de…”.
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Elecciones en riesgo
05 de mayo de 2022 - 05:30 a. m.