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Mentiras que pisotean la dignidad humana

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Elisabeth Ungar Bleier
07 de octubre de 2021 - 05:30 a. m.
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Las mentiras, la distorsión intencional de la realidad y la difusión de noticias e informaciones falsas o engañosas inciden en la degradación del diálogo político y, por esta vía, de la democracia. Si bien estos no son fenómenos nuevos, las redes sociales han permitido que su divulgación sea inmediata y masiva y, por ende, que su impacto sea mayor. Este tipo de afirmaciones o noticias son particularmente nocivas cuando afectan la salud o las condiciones de vida de las personas —por ejemplo, las campañas contra las vacunas o la negación del cambio climático—, o cuando son utilizadas para generar miedo y así posicionar y ganar adeptos para un proyecto político, para acallar a los contradictores o lograr que una política o un programa de gobierno fracase. Quienes utilizan estos mecanismos generalmente se ubican en los extremos del espectro político y apelan a la ignorancia, la falta de conocimientos o al descontento y la desafección de la ciudadanía hacia la política y los políticos.

De cualquier manera, siempre generan más polarización, profundizan la incertidumbre y se convierten en instrumentos para manipular a las personas. En su libro El ocaso de la democracia, Anne Applebaum plantea que esto conduce a los autoritarismos y hace referencia a lo que la economista Karen Stenner define como personas con una “predisposición autoritaria”. Estas privilegian la homogeneidad y el “orden”, y consecuentemente son adversas y rechazan a quienes piensan diferente, no toleran la complejidad y solo consideran válidas las ideas de quienes piensan como ellos. Con frecuencia son personas que manejan un lenguaje sofisticado y utilizan argumentos religiosos o con un fuerte contenido emocional para justificar por qué no solo es necesario sino legítimo violar la Constitución, hacerle el quite a la ley, alterar reglas de la democracia y suprimir algunos derechos. Se presentan como salvadores, apelan a los miedos y rabias, y ofrecen un futuro mejor. Todo esto va acompañado de unas narrativas sobre quiénes son patriotas y quiénes no lo son, con el objetivo de redefinir el contrato social y “refundar la patria”, como en su momento pretendieron hacerlo grupos de narcotraficantes y mafiosos en alianza con algunos políticos.

Los ejemplos en el mundo abundan. Orbán en Hungría, Erdogan en Turquía, Putin en Rusia, Trump en los Estados Unidos, Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Duterte en Filipinas son solo algunos de ellos. Para unos, el enemigo que hay que derrotar es el comunismo; para otros, es el sistema capitalista; para otros, simplemente son los que piensan manera diferente a ellos y tienen una visión y un proyecto político que consideran incompatible con sus propias creencias. Y están los que buscan perpetuarse en el poder.

El último y más grotesco ejemplo es el de María Fernanda Cabal cuando en un evento con los precandidatos de su partido, el Centro Democrático, dijo que los falsos positivos son una mentira. Estas afirmaciones son una afrenta contra las víctimas de este atroz crimen y sus familias y, de paso, contra varias instancias de la justicia en Colombia y tribunales internacionales que así lo han reconocido. Y son una afrenta contra los colombianos que aún creemos que la dignidad humana no puede ser pisoteada, como ella lo ha hecho.

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alfonso(9763)08 de octubre de 2021 - 12:29 a. m.
Señora Elizabeth. Gracias por la fuerza de sus palabras. Nos convoca a salir para rescatar ésta nación que nos pertenece a todos en las urnas del 2022
ANA(11609)07 de octubre de 2021 - 11:49 p. m.
Excelente columna, señor Ungar. El negacionismo ha hecho carrera en muchas partes del mundo. Tanto, que ha sido necesario hacer de él un delito. Ya tenemos muchas leyes en nuestra patria, para crear una nueva. La justicia- ¿La Corte Suprema?- debería hacer un llamado de atención a la señora Cabal, para que vuelva a sus cabales y deje de ofender a las familias que sufrieron vejaciones del ESTADO.
  • ANA(11609)07 de octubre de 2021 - 11:49 p. m.
    SEÑORA UNGAR.
Francis(87111)07 de octubre de 2021 - 08:31 p. m.
Muy buen artículo!!!!
Alberto(3788)07 de octubre de 2021 - 08:21 p. m.
Magnífico análisis. No lo menciona, pero se infiere fácilmente "alias varito en Colombia". Una constante que identifica a la tenebrosa banda cd es "pisotear la dignidad humana". Gracias, Elisabeth Ungar.
Manolo(28150)07 de octubre de 2021 - 07:44 p. m.
Mamerta Elizabeth no mienta. La gran candidata Maria F. Cabal no dijo que los falsos positivos eran una mentira Lo que dijo era que los más de 6,000 y pico que denuncian tus compinches de la extrema izquierda son una fantasía para desacreditar el Estado democrático de Colombia. Los falsos positivos, sin desconocerlos, son mucho menos. Entre tu afirmación y la de la Cabal hay abismo de diferencia.
  • Lalo(70277)08 de octubre de 2021 - 07:05 p. m.
    Sociópata despreciable. Su lugar apropiado son las mazmorras de las cárceles ecuatorianas
  • ALEJANDRO(os9iw)08 de octubre de 2021 - 03:45 p. m.
    Fue gente pobre, algunos enfermos o con síndromes incapacitantes, desempleados la mayoría, solo por eso fueron asesinados, para cobrar un premio. Que injusto es Ud.
  • ANA(11609)07 de octubre de 2021 - 11:51 p. m.
    ¿Qué tal 6.401?
  • william(51538)07 de octubre de 2021 - 10:48 p. m.
    Miente usted. Y así sean 10 100, 1.000 o dos mil qué importa. Lo que cuenta es que los tales héroes no eran el "bueno" de la película.
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