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La 'puñalada trapera'

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Ernesto Macías Tovar
27 de agosto de 2013 - 10:00 p. m.
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"Nuestro propósito es no dar un paso atrás en la seguridad democrática”, dijo Juan Manuel Santos el 9 de marzo de 2010, ya candidato presidencial.

Y el 20 de junio de 2010, como presidente electo, dijo: “No habrá diálogos con las Farc, mientras insistan en métodos terroristas”.

Sin embargo, todo cambió, todo se quedó en anuncios de campaña. Y, más aún, desde el momento en que le descubrieron los diálogos ocultos que venía sosteniendo a través de su hermano Enrique con los cabecillas de las Farc en Cuba, a instancias de la dictadura cubana y de la cuasi dictadura chavista, diariamente, las Farc o el Gobierno, han venido destapando los compromisos secretos del Presidente con el grupo terrorista.

Los cabecillas Farc, desde La Habana, dicen que no irán un solo día a la cárcel y el Gobierno guarda silencio; hablan de curules en el Congreso y el Gobierno no desmiente; piden medios de comunicación propios y el Gobierno calla; etc. Es decir, según los anuncios diarios no habrá justicia, ni verdad, ni reparación a las víctimas. Y todo en favor de las Farc.

Y el Gobierno, ante la pérdida de confianza en el sainete de La Habana, con el fin de calmar los ánimos, salió a decir que cualquier acuerdo que firme sería sometido a votación popular mediante un mecanismo de participación ciudadana.

Pues bien, el viernes pasado, intempestivamente, el Gobierno apareció en el Capitolio Nacional radicando un proyecto de ley estatutaria con el propósito perverso de habilitar la celebración de un referendo el mismo día de las elecciones de Congreso o de presidente. Con la presentación de ese proyecto el presidente Santos tenía el doble propósito de colocarle una cortina de humo mediática a los paros del sector agropecuario y, de paso, ponerle una trampa a la democracia. Sin duda, busca jalonar votos para las listas de sus amigos congresistas que tienen dificultades para seguir, y para su reelección.

Viene lo más grave: sus contertulios de La Habana destaparon el engaño o las oscuras intenciones que hay detrás del referendo del presidente Santos. Afirmó el cabecilla “Timochenko” que en una reunión los “voceros” de las Farc fueron consultados por los delegados del Gobierno, sobre la convocaría a un referendo el día de elecciones y que su objetivo no es que los ciudadanos voten por cada uno de los puntos del “acuerdo firmado”, sino darle "facultades extraordinarias" al Presidente de la República para nombrar un “cuerpo legislativo” incluyendo a las Farc para que legitime lo firmado mediante decretos con fuerza de ley.

Esto, sin duda, es un engaño más, una trampa burda a la democracia. Y, por supuesto, es una “puñalada trapera” al pueblo colombiano que tiene los ojos vendados frente a unos supuestos acuerdos que contienen los compromisos del Gobierno con las Farc a cambio de apalancar la elección de congresistas y la del Presidente. En otras palabras, además del conflicto de intereses en el trámite del proyecto del cual se benefician quien lo presentó y quienes lo aprueben, Santos busca torcerle el cuello a la Constitución –con ley estatutaria- para legitimar sus promesas de impunidad y borrón y cuenta nueva a los cabecillas de las Farc.

@emaciastovar

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