En épocas de crisis, mucha gente se refugia en la lectura de obras de ficción. A lo mejor yo vivo en crisis permanente, porque a toda hora leo ficciones. ¿Seré autista? ¿Esquizo? La verdad sea dicha, con cada lectura de ficción me siento mejor atado a las realidades de “este mundo que está lleno de duras razones”. Por eso hoy, telegráficamente, casi a lo Twitter, les recomiendo dos novelas conmovedoras, cada cual en su estilo.
1)Botas de lluvia suecas, de Henning Mankell (Tusquets Editores, septiembre de 2016). En Suecia, las botas Tretorn son típicas. Como las botas de caucho de los campeches o las sillas Rimax en Colombia. El narrador y protagonista de la novela, Fredrik Wellin, pierde sus botas en el incendio de su casa en un gélido archipiélago. Son el símbolo del desarraigo de este médico, viudo de 70 años, depresivo y resentido. Novela triste y desolada, escrita poco antes de la muerte de Mankell en octubre de 2015. Secuela de Zapatos italianos, (Italienska skor, 2006). Relaciones personales descalabradas o torpes, atormentadas por violencia físicas, emocionales y verbales. Para algo menos adolorido de Mankell, pueden leer las novelas del inspector Kurt Wallander, sagaz y ecuánime, aunque también medio desolado, quizás por culpa del climaterio natural y social de su país.
2)Perfil asesino, de John Connolly (Tusquets Editores, marzo de 2005). Tercera novela protagonizada por el detective privado Charlie Parker, “Bird”. Secuela de Todo lo que muere (Every Dead Thing, 1999) y El poder de las tinieblas (Dark Hollow, 2000). Las novelas de Connolly son una imbricación (sorry, no se me ocurre otra palabra) de dos subgéneros muy apetecidos por los lectores de ficción: el policíaco y el fantástico de horror. Me recuerdan Los hombres duros no bailan (Tough Guys Don't Dance, 1984), del megalómano Norman Mailer: epopeya policíaca en el Top 10 de las novelas negras de mi corazón. Connolly escribe en espirales que avanzan y retroceden, dos pasos adelante y un paso atrás, peculiar recurso para meterlo a uno en el cogollo de la historia. No sobra decir que el nombre del protagonista es homenaje al talentoso e incomprendido saxofonista de Kansas que también inspiró a Julio Cortázar para su cuento El perseguidor, 1959.
Bueno, a leer, pues, con curiosidad y deseo.
Rabito: “Existe una interconexión entre todas las cosas, una capacidad de mutabilidad que permite que una buena acción hecha en el presente rectifique un desequilibrio de tiempos pasados. En definitiva, la esencia de la justicia es no reparar el pasado sino, mediante una intervención posterior en la línea del tiempo, restaurar cierta armonía, cierta posibilidad de equilibrio, para que los vivos puedan continuar libres de carga y los muertos encuentren la paz en otro mundo”. John Connolly. Perfil asesino (The Killing Kind, 2001) Traducción del inglés por Carlos Milla Soler.
Rabillo: “Una línea de costa está siempre inacabada, se desliza desde abajo, indecisa. De la misma manera se comporta la ficción en un relato con respecto a la realidad. Puede que existan parecidos, pero son sobre todo las diferencias las que determinan lo que ha ocurrido y lo que podría haber ocurrido. Así debe ser. Puesto que la verdad siempre es provisional y cambiante.” Henning Mankell. Botas de lluvia suecas (Svenska gummistövlar, 2016) Traducción del sueco por Gemma Pecharromán Miguel.
Rabico: Votaré por Humberto de la Calle. Librepensador, socialdemócrata y antifascista. ¡Salud!