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Rabo de paja

Güido, Güido, Güido…

Esteban Carlos Mejía
21 de octubre de 2023 - 02:05 a. m.

Escribir novelas breves es un arte escaso. A pocos autores les gusta meterse en semejante berenjenal*. Me acuerdo de tres o cuatro clásicas. La metamorfosis, de Franz Kafka. El viejo y el mar, de Ernest Hemingway. Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas. Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez.

En mi opinión, uno de los mejores escritores de novelas cortas hoy en Colombia es don Guido Tamayo, Güido del corazón, imbatible tragaaños*, inteligente y bonachón. En 2014 publicó Juego de niños, solo 137 páginas con cuatro crucigramas pluscuamperfectos. Estupenda concisión narrativa. Tono descomplicado, pero fidedigno.

Es la historia de la niñez de tres hermanos, Miguel, Lucho y Fernando, en una Bogotá melancólica, turbados por la hermosura de la cocinera de su casa. No parece una novela políticamente correcta. Mejor dicho, es brusquísima, mera prosa poética en contravía de lo establecido e inamovible. Narrada desde distintos puntos de vista, uno ni se empalaga ni se hace un lío. Es el enigma de la buena literatura.

La primera novela de Güido también es soberbia: El inquilino, 2011. Cuenta los días finales de Manuel de Narváez, trasunto del escritor colombiano Miguel de Francisco, muerto en París en 2006. Es un relato vehemente, auténtico, abismal. Manuel es un letraherido, como yo o como tantos otros en este mundo de duras razones. “Escribe para vivir. Escribe porque nada tiene más sentido que escribir. Ni el amor, ni la muerte a la que aguardará escribiendo. Escribe porque no sabe hacer nada más sobre la Tierra. Escribe porque la escritura le recupera el pasado. Escribe porque así inventa las vidas que no ha podido vivir. Escribe porque así hace el presente, lo llena de vida. Escribe porque tal vez así haya un futuro”. Tajante.

Hace poco le pregunté a Güido cómo hacía para escribir novelas breves. Me contestó paladinamente* que a él se le daban las cosas. “Al revisar lo escrito, siento que debo alargar la vaina para ser consistente con el canon establecido. Y me pongo a escribir más, pero pronto me doy cuenta de que estoy haciendo algo superfluo, que a la novela no le faltan ni le sobran palabras. Entonces pongo punto final”. Güido, exterminador de prosopopeyas*, gracias por existir.

Vademécum:

*Berenjenal: Embrollo, jaleo, lío.

*Tragaaños: Persona que aparenta menos edad de la que tiene.

*Paladinamente: De manera paladina. Pública, clara y patente.

*Prosopopeya: Afectación de gravedad y pompa.

La página 70: Pepe Zuleta sostiene que la página 70 de un libro es decisiva para sentir si el texto se cae o aguanta. Dos ejemplos:

“… vivir el fracaso también frecuente (las que no podían evitar nuestro toque, pero que alcanzaban a pegarnos con un paquete o una patada, y, las peores de todas, las que usaban unos calzones inmensos que llegaban casi hasta sus rodillas y que parecían cubrir con esa castidad la más mínima expresión de deseo)”: Juego de niños. Guido Tamayo, Tusquets.

“—¿Sabes qué soñé? —musita Manuel—. Soñé que tal vez iba por la calle Hospital o por San Pablo. No lo sé bien, pero sí sé que caminaba cerca de acá, a esa hora cuando la canícula convierte todo en espejismo y lo más aconsejable es estar bajo la sombra. Buscaba, supongo, el oasis del ‘Marsella’, y allí tu cuerpo. ¿Y sabes qué pasó? De pronto saliste de una esquina y sin saber por qué, sin mediar ni una sílaba ni un gesto, me arrojaste ácido sobre el rostro”: El inquilino. Guido Tamayo, Tusquets.

@EstebanCarlosM

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Daga(46837)21 de octubre de 2023 - 04:25 p. m.
Bonito
  • Bancho(36704)21 de octubre de 2023 - 05:02 p. m.
    Daga: gracias plenas y abrazos totales. Bancho, alias Esteban Carlos Mejía
Gines de Pasamonte(86371)21 de octubre de 2023 - 04:21 p. m.
¡Y dale con el “impresionante” hallazgo del señor Zuleta! ¡Ese señor ha revolucionado la lectura! A partir de ahora, solo habrá un antes y un después de Zuleta y su página 70. ¿Qué tal si “En busca del tiempo perdido”, la página 70 NO ES la decisiva sino la 71? ¿O bien: “Guerra y Paz”? Y muchas más por supuesto. Jamás había leído a alguien tan ingenuo, por no decir mentecato, para “comerle cuento” a un “escritor” de una novelita mediocre. ¡Plop!
  • Bancho(36704)22 de octubre de 2023 - 02:50 p. m.
    Desquiciado. Ingenuo. Inmaduro. Sí, sin atenuantes. Bancho, alias Esteban Carlos Mejía
  • Gines de Pasamonte(86371)21 de octubre de 2023 - 05:08 p. m.
    Es apenas un JUEGO que lo ha cuasi-desquiciado, señor Bancho, al punto que lo hizo investigar en su biblioteca. ¡No pretenda morigerar su evidente ingenuidad! Y en cuanto a lo del “bagazo”, le devuelvo su “sesuda” y, sobre todo “madura” respuesta en mi comentario a su columneta anterior: “Gracias por la flor, aunque marchita”. Con esa frasecita está pintado de cuerpo entero usted señor “periodista”.
  • Bancho(36704)21 de octubre de 2023 - 04:52 p. m.
    Gines de Pasamonte. Tranquilo. La Ley de la págin 70, como casi todo en literatura, es apenas un JUEGO. A sus palabras sobre Pepe Zuleta y su escritura, hago caso omiso. Mejor dicho, al bagazo, poco caso. Bancho, alias Esteban Carlos Mejía
Carlos(05507)22 de octubre de 2023 - 08:29 p. m.
La tregua, de Mario Benedetti
Hugo(4l737)21 de octubre de 2023 - 04:09 p. m.
Gracias.
  • Bancho(36704)21 de octubre de 2023 - 04:53 p. m.
    Con más gusto que un diablo. Bancho, alias Esteban Carlos Mejía
  • Bancho(36704)21 de octubre de 2023 - 05:02 p. m.
    Hugo: abrazos digitales. Bancho, alias Esteban Carlos Mejía
Guillermo(18698)21 de octubre de 2023 - 04:08 p. m.
GMR. Un libro que poco o nada se hace mención alguna es EL ÚLTIMO ENCUENTRO del escritor SÁNDOR MÁRAI, obra de verdadera exquisitez, notable ejemplo de novela corta. Un libro para leer hasta el final sin pausa y disfrutar de su hermosa prosa.
  • Bancho(36704)21 de octubre de 2023 - 04:21 p. m.
    Guillermo. Me encanta la sugerencia. Gracias y abrazos digitales. Bancho, alias Esteban Carlos Mejía
  • Alcor(08460)21 de octubre de 2023 - 06:40 p. m.
    Comparto su opinion Guillermo. EL ULTIMO ENCUENTRO es una obra maestra.
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