Watch out, centennials! Antes de su Capataz Eterno, Señoría Ilustrísima, Álvaro Uribe Vélez, en Colombia hubo otros presidentes. ¡Sí! Yo sé que eso no les interesa porque ustedes creen que el mundo empezó en el 2000. ¡Pérdidas, amiguetes! Este país es más cucho que papi y mami.
Darío Echandía fue tres veces jefe de Estado. ¡Tres! Ninguna por elección popular. ¿Por qué? Parece que a la gente le daba escozor su “genio sarcástico y pesimista”, según sostiene Ignacio Arizmendi Posada en Presidentes de Colombia. 1810-1990 (Planeta Editorial, 1989). El “Maestro” nació en Chaparral (Tolima) en 1897, y como designado fue presidente provisional de 1943 a 1944, en 1960 y en 1967. (Un designado era como un vicepresidente, pero le paraban menos bolas que hoy).
Era “tremendamente escéptico”. Con el paso del tiempo se volvió un “espontáneo hacedor de frases cortas”, lo que ahora en las redes fecales llaman trinos o tweets. Por ejemplo, ha sido supertrillada su exclamación: “¿El Poder para qué?”.
Él contó la vaina así: “El 9 de abril de 1948 nos hablábamos con Palacio y el presidente Mariano Ospina Pérez nos recibió y estuvo con nosotros toda la noche. En cambio, Laureano Gómez estaba en el Ministerio de Guerra y no hacía sino llamar a Palacio y pedir la junta, la junta, la junta. Llamaba y decía: ‘Digan que junta militar’. Y afirmaba que los generales estaban esperando para que los llamaran. Entonces, Adán Arriaga Andrade, que también estaba en el Ministerio de Guerra, me llamó y me preguntó qué iba a pasar con el Poder. La gente estaba en la calle, Bogotá incendiada. Yo le respondí: ‘El Poder para qué… asómese a la ventana!”.
Ácida verdad. Otro día, con sinigual insolencia, aseguró: “Este es un país de cafres”, en donde cafres es sinónimo de brutos y/o burros. (En la actualidad es una expresión impresentable para los zonzorriones de lo políticamente correcto, pero tiene su salero, no me jodan la vida). ¿Estaba equivocado? Fíjense en los resultados de las elecciones del 13 marzo. Debacle de Uribe. ¡Debacle! Petro, Fico y Fajardo, candidatos de la izquierda populista, la extrema derecha y el centro de “no soy uribista ni antiuribista” o “a mí Uribe no me da calor ni frío”. ¿Cómo será la vuelta? ¿Volveremos a un escenario como el de hace cuatro años? ¿Uribe metiendo miedo, Petro haciendo demagogia, Fajardo viendo ballenas? Noqueado Alejandro Gaviria, no hay nadie capaz de enfrentar a los “extremismos simétricos”. Estamos en la inmunda, pues.
A riesgo de que me crucifiquen los bodegueros de Twitter y las tías de WhatsApp, repito aquí y ahora lo que dijo el cínico: Colombia, país de cafres. Diosas y dioses nos bendigan.
Rabito: “El Partido Liberal que tenemos no sirve para nada. Ni está haciendo nada. Al contrario, desgraciadamente, estos viejos que se dicen liberales son de tal manera reaccionarios que no se equivocan: por donde van ellos anda la reacción. Son enemigos de la reforma agraria, enemigos de la reforma tributaria, enemigos de todo lo que sea solución a las malas condiciones sociales del país. Enemigos. Se aterran y se mueren del susto cuando les hablan de una reforma social. Esto es lo que llaman liberal…”. Darío Echandía, junio de 1980.
Rabillo: Gané. Humberto de la Calle, senador. Cathy Juvinao, representante a la Cámara. Perdí: Mábel Lara, con honores. Alejandro Gaviria: ¡vítores y palmas!
Rabico: ¿Qué hay en un nombre? El anagrama de Petro es torpe.