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Hace dos años y medio, al principio de la invasión de Rusia a Ucrania, vi en Facebook una escena asombrosa, por decir lo menos. Una columna de tanques rusos avanzaba por una carretera al norte de Kiev y, de pronto, ante un semáforo en rojo, frenó en seco para ceder el paso a unos carros de civiles ucranianos. ¿No me creen? Pues, véanlo aquí. Quedé como un sansirolé*. ¿Lo cortés no quita lo valiente? ¿Una guerra civilizada? Todavía no sé qué pensar de semejante introyección* de urbanidad pequeñoburguesa en la mente de guerreros sin escrúpulos.
Al poco tiempo, ese respeto fue reemplazado por crueldad. Bombardeos, combates sin fin, drones despiadados sobre inocentes, patrioterismos*, propaganda y contrapropaganda, muerte: la guerra como continuación de la política por otros medios, según dicen que dijo Carl von Clausewitz, elegante teórico militar. Hoy en día, zonas del suroriente de Ucrania están bajo dominio ruso, en un conflicto no solo entre Putin y Zelensky, sino entre la OTAN (Europa y Estados Unidos) y Rusia. En las dos últimas semanas, la coyuntura se ha calentado aún más, pues tropas ucranianas con armas europeas y gringas han entrado a Kursk, región de trascendencia histórica para los rusos en la Segunda Guerra Mundial. ¡Qué despelote!
Y si en Ucrania reina el caos y la confusión más demencial, en Medio Oriente la situación es de una tensión exasperante. En octubre de 2023, un ataque perverso del Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, en Gaza, desencadenó una lucha sin solución a la vista. Los terroristas palestinos jamás han brillado por su pensamiento estratégico. ¿Supusieron que el gobierno de Netanyahu iba a reaccionar al asesinato y secuestro de cientos de israelíes con la cortesía de los tanquistas rusos en Ucrania? Israel no ha dejado piedra sobre piedra en Gaza y sus habitantes deambulan por la franja en medio del desamparo y la indiferencia hasta de sus aliados. La devastación amenaza con incendiar la frontera Israel-Líbano, en donde Hezbolá, el Partido de Alá, se enerva con furia e irracionalidad ante el poder sionista. ¡Otro despelote sin final!
Para acabar de ajustar: la mascarada venezolana, lucha dispar entre una oposición multilateral y una dictadura cerril y sanguinaria. Maduro seguirá haciendo de las suyas, mediocre, ignorante como siempre, mientras tenga el apoyo de las fuerzas militares con Diosdado Cabello y el general Vladimir Padrino al frente, herederos del belicismo de Chávez, coronel golpista o comandante eterno de la verborrea seudo revolucionaria. Edmundo González, candidato ganador de las elecciones, es, o parece ser, el títere de María Corina Machado. A mi modo de ver las cosas, el único camino en Venezuela es aceptar la irrefutable verdad de que “el poder nace del fusil” y buscar la inmediata neutralización de la fuerza armada bolivariana mediante su división interna o su disolución total. ¡Qué despelote, chamo!
Rabito: “Durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la de todos contra todos”. Thomas Hobbes. Leviatán, 1651.
Vademécum:
Sansirolé: Bobalicón, papanatas.
Introyección: En el psicoanálisis, proceso inconsciente por el cual un sujeto incorpora actitudes, ideas, creencias, etc., de un individuo o grupo de individuos, previa identificación con ellos.
Patrioterismo: Alarde excesivo e inoportuno de patriotismo.
@EstebanCarlosM
