Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la vieja disputa entre Uribe y Santos coge fuerza de nuevo. Ahora, por cuenta de la demanda penal del líder del Centro Democrático contra su sucesor, la garrotera entre los dos expresidentes volverá a estar en el centro del debate electoral.
Vale la pena hacer un breve resumen: había mucho ruido por los días en los que la Corte Constitucional tenía que decidir si le mantenía o no la condición de imputado a Álvaro Uribe. El país político tenía sus ojos puestos en el alto tribunal, corrían rumores sobre posibles presiones a los magistrados y los cálculos milimétricos sobre la votación circulaban en los medios.
Poco después de que se pronunciara la Corte, el magistrado Alejandro Linares dio entrevistas para explicar la decisión. Ante una pregunta de Vicky Dávila sobre si hubo llamadas de los expresidentes Gaviria y Santos para presionar a los togados, Linares respondió: “Yo no sentí presiones como ponente. Debo decirlo con claridad. Entiendo que algunos de mis colegas recibieron llamadas de ambos expresidentes”. Y ahí fue Troya.
Tal vez Linares no midió sus palabras. Esa afirmación no solo ponía un manto de duda sobre ambos exmandatarios, sino sobre todos sus colegas de la Corte. La cosa dio para que la defensa de Álvaro Uribe denunciara a Juan Manuel Santos ante la Fiscalía por supuestas presiones a magistrados de la Corte Constitucional. Granados y Lombana, apoderados del exmandatario, también denunciaron a Linares ante la Comisión de Acusaciones por presunta omisión de denuncia y tráfico de influencias.
Santos respondió con una carta que no fue bien recibida. Y Linares, por su parte, sacó un comunicado retractándose de sus palabras. Pero hay dentro de todo esto una pieza que no cuadra: los abogados de Uribe no presentaron denuncia alguna contra César Gaviria.
Daniel Coronell, en su reporte para W Radio, contó con pelos y señales, no una sino dos veces, las jugadas del expresidente Gaviria para interceder por Uribe ante la Corte. Duda sobre la fuente no existe pues, como lo reveló Coronell, fue el propio César Gaviria quien le confirmó que había hablado con magistrados para pedirles que favorecieran a Uribe. Su tesis, en nada jurídica, era que fallar en contra de los intereses de Uribe ponía en riesgo la estabilidad política y que, con eso, todos los expresidentes podrían terminar presos.
Estableció también el “Reporte Coronell” que ninguno de los cinco magistrados que votaron en contra de los intereses de Uribe hablaron con Juan Manuel Santos. El proceso, seguramente, será tan desgastante como innecesario. Pero, más allá del desenlace de esta novela judicial, hay que decir que aquí hay algo que no tiene presentación: Uribe denuncia a Santos por presuntamente haber llamado a presionar magistrados para perjudicarlo. Los implicados lo niegan. Mientras tanto, en el otro lado, hay un expresidente confesando lo que le endilgan a Santos, pero, como lo hizo para favorecer a Uribe, no le dicen nada. Solo una pregunta para los abogados del líder del Centro Democrático: ¿presionar magistrados es delito siempre o lo es sólo cuando es contra Uribe? ¿Cuándo van a denunciar a Gaviria? Él ya confesó.