Lo que se conoce y se dice, popularmente, es que hay dos cosas seguras en la vida. Lo primero es que tarde que temprano moriremos. Lo segundo es que por más que no queramos, debemos pagar impuestos. A mí me parece que hay, a parte de las dos primeras, otras cosas seguras. Una es que las estrategias de las organizaciones son cambiantes y la otra es que las empresas, al igual que los humanos, agonizarán. La diferencia es que las empresas con buenos propósitos pueden tener más longevidad los humanos. Lo paradójico es que – en muchos casos – las empresas duran menos que los humanos. Encontrar la medida perfecta de perdurabilidad de las empresas es tan complicado como buscar la fuente de la juventud o la longevidad de las personas.
Sé que hay muchos estudios acerca de la longevidad de las personas. Con ellos hay muchas investigaciones acerca de la fuente de la juventud. Lo realmente importante es que se pueda buscar, en el entretanto, el mejor potencial de las personas mientras estemos vivos. Con esto no sólo mejoramos la calidad de vida de las personas sino la de la sociedad. La misma suerte pueden correr las organizaciones. En la medida que se busque un mejor potencial de las organizaciones (Con ánimo y sin ánimo de lucro) mejores serán los resultados no sólo económicos sino sociales.
Así las cosas, la tarea por realizar es la de buscar los mecanismos adecuados para alargar la vida de los seres humanos entendiendo por ello que esto conllevará a la mejora de la productividad en la sociedad y en la economía. Con esto, los Estados podrán cumplir sus objetivos económicos y sociales pues con una población más productiva se maximizarán los recaudos de impuestos y se mejorará la calidad de vida de la sociedad. El mismo camino debemos trasegar por buscar la adaptabilidad de las estrategias empresariales a los entornos cambiantes y buscar la longevidad de las empresas. Si las empresas logran adaptar su estrategia de negocios y entienden lo que el mercado necesita podrían, de alguna manera, lograr longevidad empresarial.
Es claro entonces que si se quiere lograr longevidad empresarial, los líderes empresariales deberían preguntarse qué están haciendo para lograrla. Dependiendo de la profundidad de las respuestas podremos vislumbrar qué tan comprometido está el equipo de liderazgo de las organizaciones. Minimizar las opiniones en torno del futuro de las organizaciones y más bien preocuparse por el presente inmediato, podría llevar a las organizaciones a la miopía del corto plazo. Si bien es cierto el presente es importante, éste no deja de ser una visión corto placista. Motivar a las organizaciones a revisar sus planes de largo plazo es el primer paso para lograr longevidad empresarial.
Sin duda, en la búsqueda de esa medida de largo plazo nos podremos encontrar con mejores planeaciones estratégicas. Más allá de ello, lo que hay que incorporar a las medidas de largo plazo es una alta dosis de innovación y de pensamiento emprendedor dentro de las organizaciones (Emprendimiento corporativo o intraemprendimiento). Cuanto más se logre crear una cultura innovadora y emprendedora dentro de las empresas, más posibilidad existirá de ser exitosos en los negocios. Con ello se podrá lograr longevidad empresarial.
Buscar la fuente de la eterna juventud no sólo es cuestión de los humanos. Buscar la eterna juventud y vigencia de las compañías será el pensamiento estratégico que deberían adoptar los líderes empresariales. De la misma manera los líderes de Estado deberían adoptar una cultura de pensamiento estratégico en donde sus decisiones deberían estar enfocadas más en el largo plazo que en el corto. Empezar por pensamientos estratégicos como una cultura innovadora y emprendedora en los estados y en las empresas conllevará a la cuota inicial de un buen camino a la longevidad empresarial y por ende de los estados. La tarea es para quiénes ejecutan las estrategias: Los líderes empresariales y los líderes de Estado.
Lo que se conoce y se dice, popularmente, es que hay dos cosas seguras en la vida. Lo primero es que tarde que temprano moriremos. Lo segundo es que por más que no queramos, debemos pagar impuestos. A mí me parece que hay, a parte de las dos primeras, otras cosas seguras. Una es que las estrategias de las organizaciones son cambiantes y la otra es que las empresas, al igual que los humanos, agonizarán. La diferencia es que las empresas con buenos propósitos pueden tener más longevidad los humanos. Lo paradójico es que – en muchos casos – las empresas duran menos que los humanos. Encontrar la medida perfecta de perdurabilidad de las empresas es tan complicado como buscar la fuente de la juventud o la longevidad de las personas.
Sé que hay muchos estudios acerca de la longevidad de las personas. Con ellos hay muchas investigaciones acerca de la fuente de la juventud. Lo realmente importante es que se pueda buscar, en el entretanto, el mejor potencial de las personas mientras estemos vivos. Con esto no sólo mejoramos la calidad de vida de las personas sino la de la sociedad. La misma suerte pueden correr las organizaciones. En la medida que se busque un mejor potencial de las organizaciones (Con ánimo y sin ánimo de lucro) mejores serán los resultados no sólo económicos sino sociales.
Así las cosas, la tarea por realizar es la de buscar los mecanismos adecuados para alargar la vida de los seres humanos entendiendo por ello que esto conllevará a la mejora de la productividad en la sociedad y en la economía. Con esto, los Estados podrán cumplir sus objetivos económicos y sociales pues con una población más productiva se maximizarán los recaudos de impuestos y se mejorará la calidad de vida de la sociedad. El mismo camino debemos trasegar por buscar la adaptabilidad de las estrategias empresariales a los entornos cambiantes y buscar la longevidad de las empresas. Si las empresas logran adaptar su estrategia de negocios y entienden lo que el mercado necesita podrían, de alguna manera, lograr longevidad empresarial.
Es claro entonces que si se quiere lograr longevidad empresarial, los líderes empresariales deberían preguntarse qué están haciendo para lograrla. Dependiendo de la profundidad de las respuestas podremos vislumbrar qué tan comprometido está el equipo de liderazgo de las organizaciones. Minimizar las opiniones en torno del futuro de las organizaciones y más bien preocuparse por el presente inmediato, podría llevar a las organizaciones a la miopía del corto plazo. Si bien es cierto el presente es importante, éste no deja de ser una visión corto placista. Motivar a las organizaciones a revisar sus planes de largo plazo es el primer paso para lograr longevidad empresarial.
Sin duda, en la búsqueda de esa medida de largo plazo nos podremos encontrar con mejores planeaciones estratégicas. Más allá de ello, lo que hay que incorporar a las medidas de largo plazo es una alta dosis de innovación y de pensamiento emprendedor dentro de las organizaciones (Emprendimiento corporativo o intraemprendimiento). Cuanto más se logre crear una cultura innovadora y emprendedora dentro de las empresas, más posibilidad existirá de ser exitosos en los negocios. Con ello se podrá lograr longevidad empresarial.
Buscar la fuente de la eterna juventud no sólo es cuestión de los humanos. Buscar la eterna juventud y vigencia de las compañías será el pensamiento estratégico que deberían adoptar los líderes empresariales. De la misma manera los líderes de Estado deberían adoptar una cultura de pensamiento estratégico en donde sus decisiones deberían estar enfocadas más en el largo plazo que en el corto. Empezar por pensamientos estratégicos como una cultura innovadora y emprendedora en los estados y en las empresas conllevará a la cuota inicial de un buen camino a la longevidad empresarial y por ende de los estados. La tarea es para quiénes ejecutan las estrategias: Los líderes empresariales y los líderes de Estado.