A propósito de la inmediatez con la que se hacen juicios de valor, sobre todo en materia económica, puedo inferir que todos padecemos de un mal endémico: La crítica destructiva.
Alguna vez escuché el comentario acerca de la teoría de los cangrejos en un recipiente (Balde, cubo o palangana). La metáfora de esta supuesta teoría apunta a que si se meten varios cangrejos en un balde, todos intentarán salir del mismo y para ello se apoyarán uno a uno. Sin embargo, cuando uno de ellos está a punto de lograr su cometido, el de abajo lo jala al fondo y esto se vuelve un círculo vicioso. Finalmente, ninguno saldrá del balde. Leyendo, la prensa, redes sociales y escuchando los comentarios de actualidad económica, le encuentro cada vez más certeza a la teoría de los cangrejos, sobre todo por tanta crítica destructiva.
En materia económica, por ejemplo, a los economistas les encantan las proyecciones y que tienen dos momentos épicos: Cuando divulgan sus proyecciones y cuando justifican sus desaciertos. En ambas se acapara la atención de la prensa y las redes sociales. Pasa lo mismo con todas las profesiones y oficios. Los tributaritas, por ejemplo, les sucede lo mismo cuando inicia un año fiscal y/o cuando el Estado da cuenta de sus resultados en materia fiscal, la mayoría hace sus proyecciones y da recomendaciones de lo que podrá ser. Luego cuando la reforma tributaria se emite y no se atina a sus expectativas, vienen las justificaciones, pero sobre todo las críticas.
En Colombia por ejemplo, tenemos muchos motivos para empezar a construir y para empezar a buscar nuestro potencial. Muchas son las oportunidades que tenemos y que por estar vendo a los lados y/o criticarnos, no nos estamos enfocando en nuestro potencial. Las estrategias de las empresas, por ejemplo, deben centrarse en su potencial de crecimiento y para ello deben empezar a ejecutar la estrategia si es que la tienen definida. Muchos errores que se comenten en la ejecución es confundir estrategia con eficiencia operacional.
Los resultados y el control de los mismos, hacen parte de la administración del pasado y que por supuesto se debe controlar, pero los líderes de empresa se deben focalizar más en incrementar su participación de mercado y para ello deben ser más innovadores. Otro de los errores de las empresas es confundir la estrategia con el estar pendiente de lo que la competencia está haciendo. Es bueno analizar el mercado de manera integral y los participantes del mismo, y esto incluye a la competencia, pero lo que no es correcto es estar pendiente de lo que hace la competencia pues se pierde el rumbo de la compañía y finalmente por muy bien que les vaya, lograran ser tan grandes o tan pequeños como la competencia, pero no como se lo plantearon ser.
Debemos dejar de pensar en los demás y de criticar. Debemos buscar nuestro potencial y perseguir nuestros sueños, así ayudaremos a construir un mejor entorno para vivir, pero sobre todo que podamos salir del balde.
A propósito de la inmediatez con la que se hacen juicios de valor, sobre todo en materia económica, puedo inferir que todos padecemos de un mal endémico: La crítica destructiva.
Alguna vez escuché el comentario acerca de la teoría de los cangrejos en un recipiente (Balde, cubo o palangana). La metáfora de esta supuesta teoría apunta a que si se meten varios cangrejos en un balde, todos intentarán salir del mismo y para ello se apoyarán uno a uno. Sin embargo, cuando uno de ellos está a punto de lograr su cometido, el de abajo lo jala al fondo y esto se vuelve un círculo vicioso. Finalmente, ninguno saldrá del balde. Leyendo, la prensa, redes sociales y escuchando los comentarios de actualidad económica, le encuentro cada vez más certeza a la teoría de los cangrejos, sobre todo por tanta crítica destructiva.
En materia económica, por ejemplo, a los economistas les encantan las proyecciones y que tienen dos momentos épicos: Cuando divulgan sus proyecciones y cuando justifican sus desaciertos. En ambas se acapara la atención de la prensa y las redes sociales. Pasa lo mismo con todas las profesiones y oficios. Los tributaritas, por ejemplo, les sucede lo mismo cuando inicia un año fiscal y/o cuando el Estado da cuenta de sus resultados en materia fiscal, la mayoría hace sus proyecciones y da recomendaciones de lo que podrá ser. Luego cuando la reforma tributaria se emite y no se atina a sus expectativas, vienen las justificaciones, pero sobre todo las críticas.
En Colombia por ejemplo, tenemos muchos motivos para empezar a construir y para empezar a buscar nuestro potencial. Muchas son las oportunidades que tenemos y que por estar vendo a los lados y/o criticarnos, no nos estamos enfocando en nuestro potencial. Las estrategias de las empresas, por ejemplo, deben centrarse en su potencial de crecimiento y para ello deben empezar a ejecutar la estrategia si es que la tienen definida. Muchos errores que se comenten en la ejecución es confundir estrategia con eficiencia operacional.
Los resultados y el control de los mismos, hacen parte de la administración del pasado y que por supuesto se debe controlar, pero los líderes de empresa se deben focalizar más en incrementar su participación de mercado y para ello deben ser más innovadores. Otro de los errores de las empresas es confundir la estrategia con el estar pendiente de lo que la competencia está haciendo. Es bueno analizar el mercado de manera integral y los participantes del mismo, y esto incluye a la competencia, pero lo que no es correcto es estar pendiente de lo que hace la competencia pues se pierde el rumbo de la compañía y finalmente por muy bien que les vaya, lograran ser tan grandes o tan pequeños como la competencia, pero no como se lo plantearon ser.
Debemos dejar de pensar en los demás y de criticar. Debemos buscar nuestro potencial y perseguir nuestros sueños, así ayudaremos a construir un mejor entorno para vivir, pero sobre todo que podamos salir del balde.