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Todavía no sé en qué momento cambió la manera de referirse a las personas con discapacidad o sobre el físico. Por cuenta de lo “políticamente correcto” ya no podemos llamar las cosas por su nombre, pues entonces nos tildan de que somos discriminadores y eso en el mejor de los casos.
Voy a exponer algunos casos a manera de ejercicio intelectual, sin que necesariamente esté de acuerdo con todos los ejemplos. Antes no se decía afrocolombiano, se decía negro. Por ejemplo, yo que adoro a mi amiga Mábel Lara siempre le he dicho negrita. Y hay de que usted pronuncie esa palabra así, sola, sin adjetivos, pues la expresión negro o negra ya hoy no se puede casi ni mencionar. La otra vez oí a un afrocolombiano decir que el término aguas negras era discriminatorio.
Para traer a colación otro ejemplo, diré de antemano que mi hermano Diego perdió un ojo como consecuencia de un cáncer muy agresivo en el cerebro. Él quedó tuerto. Pues ahora hay que decir que quedó incapacitado por pérdida de visión unilateral, es decir, tuerto. Antes a los gordos les decían gordos. Cuando era adolescente me decían el gordo Zuleta. Ahora se les dice personas de talla grande.
Hablemos de otro caso que me parece ya la tapa. Antes se decía enano y hasta liliputiense. Por ejemplo, leíamos el cuento de Blancanieves y los siete enanitos. Ahora se les dice personas de talla baja. O sea que lo mejor es no dejar que nuestros menores lean Blancanieves por ser políticamente incorrecto. Tampoco tengo claro en qué momento caímos en los y las cuando nos referimos a hombres y mujeres. Siempre asumí que si decíamos los colombianos era más que suficiente. Pues no, como los nadies y las nadias, los mayores y las mayoras, ahora nos toca decir los colombianos y las colombianas. Hay palabras que desaparecieron para darles paso a otras curiosas. Veamos: el verbo poner se acabó por completo, ahora se dice colocar. Antes poníamos un disco, poníamos a hervir agua, poníamos la mesa y nos poníamos furiosos. Pues ahora colocamos el disco, colocamos el agua a hervir, colocamos la mesa y hasta nos colocamos furiosos. Pero en cambio los nuevos “estudiosos” de la lengua ahora ya no abren un proceso, una puerta o una investigación; ellos aperturan la puerta, la investigación o el proceso.
Otra palabra que está en vía de extinción es pelo. En México, por ejemplo, dicen que se debe decir cabello, porque el pelo hace referencia al vello pélvico. O sea que el cabello, según eso, es solo el de la cabeza. Entonces en lo sucesivo tendremos que asistir a la “cabellería” para que nos corten el pelo. Por último, ya no podremos decir que el amor es ciego, tendremos que decir que el amor es invidente. Definitivamente, en la vida y para todo, menos es más. En fin, cosas del lenguaje.
Notícula. Ahora están haciendo lo mismo que los gobiernos anteriores y lo justifican diciendo que ellos también lo hicieron. ¿No dizque eran el cambio?
