Para bien o para mal, Colombia está en el ojo del huracán en el contexto internacional. Por un lado el liderazgo del presidente Duque en lo que tiene que ver con Venezuela, y por el otro lo que se deriva de la decisión del Gobierno Nacional de no aplicar los protocolos suscritos por el gobierno anterior con el Eln.
Ambas situaciones son realmente difíciles por las variables que tienen. Lo de Venezuela pinta cada vez más complicado. Un dictador como Maduro quedándose solo, desconocido por la comunidad internacional, con un pueblo hambriento, una inflación desbordada, una división tímida entre las Fuerzas Militares y un presidente interino que ha logrado canalizar el descontento y ganarse el reconocimiento de la comunidad de naciones es, sin lugar a dudas, un peligro para Colombia.
No podemos creer que el dictador dejará de buscar una confrontación armada porque el gobierno de los Estados Unidos le está mostrando los dientes, como lo hizo esta semana el asesor de seguridad de la Casa Blanca. Colombia, sin lugar a dudas, ha liderado entre los países de Latinoamérica el bloqueo en contra de Venezuela. El presidente y el canciller Holmes Trujillo se la están jugando toda. Asumo que han medido las consecuencias eventuales para el país, frente a un demente acorralado como Maduro.
Maduro se está quedando solo, pero tiene a su servicio, hasta ahora, unas Fuerzas Militares cuyos oficiales han sido corrompidos hasta los tuétanos. Y es claro que estos no soltarán sus fuentes de ilícita riqueza.
Otro asunto es hasta cuándo tendrá recursos el dictador, pues todos los días desde otros países le están cerrando sus fuentes de financiación.
Cómo duele Venezuela y nuestros hermanos venezolanos, pero Maduro y sus secuaces no le dejaron al mundo otra salida, pues a esta hora ya nadie de la oposición quiere, con razón, sentarse a negociar.
El peligro más latente es para Colombia, pues somos el país vecino, el más fácil de atacar eventualmente. Y un dictador acorralado, como lo está Maduro, puede hacer más locuras de las que ya ha demostrado.
Hablemos ahora del tema Eln. El Gobierno no reconoció el protocolo, como es sabido. Cuba ha dicho que lo respetará y Estados Unidos lo amenaza con volverlo a meter en la lista de países terroristas. Nuevamente Colombia juega en esto un papel clave. Entiendo que el Gobierno Nacional no reconozca los protocolos después del atentado contra la Policía. Sin embargo, esta decisión ha afectado la relación con Cuba, país que actuó de buena fe al aceptar que allí se realizaran los diálogos.
Qué tema tan complicado este, pues dicen los expertos que en el futuro ningún país se prestaría para facilitar mesas de negociaciones entre el Gobierno y la subversión. Eso puede ser cierto, pero, ¿deben el país y el Gobierno permitir que sigan asesinando colombianos y no hacer nada?
El tema se ha prestado para enfrentamientos académicos e ideológicos y eso es válido. Pero la tolerancia del Gobierno debe ser cero.
Para bien o para mal, Colombia está en el ojo del huracán en el contexto internacional. Por un lado el liderazgo del presidente Duque en lo que tiene que ver con Venezuela, y por el otro lo que se deriva de la decisión del Gobierno Nacional de no aplicar los protocolos suscritos por el gobierno anterior con el Eln.
Ambas situaciones son realmente difíciles por las variables que tienen. Lo de Venezuela pinta cada vez más complicado. Un dictador como Maduro quedándose solo, desconocido por la comunidad internacional, con un pueblo hambriento, una inflación desbordada, una división tímida entre las Fuerzas Militares y un presidente interino que ha logrado canalizar el descontento y ganarse el reconocimiento de la comunidad de naciones es, sin lugar a dudas, un peligro para Colombia.
No podemos creer que el dictador dejará de buscar una confrontación armada porque el gobierno de los Estados Unidos le está mostrando los dientes, como lo hizo esta semana el asesor de seguridad de la Casa Blanca. Colombia, sin lugar a dudas, ha liderado entre los países de Latinoamérica el bloqueo en contra de Venezuela. El presidente y el canciller Holmes Trujillo se la están jugando toda. Asumo que han medido las consecuencias eventuales para el país, frente a un demente acorralado como Maduro.
Maduro se está quedando solo, pero tiene a su servicio, hasta ahora, unas Fuerzas Militares cuyos oficiales han sido corrompidos hasta los tuétanos. Y es claro que estos no soltarán sus fuentes de ilícita riqueza.
Otro asunto es hasta cuándo tendrá recursos el dictador, pues todos los días desde otros países le están cerrando sus fuentes de financiación.
Cómo duele Venezuela y nuestros hermanos venezolanos, pero Maduro y sus secuaces no le dejaron al mundo otra salida, pues a esta hora ya nadie de la oposición quiere, con razón, sentarse a negociar.
El peligro más latente es para Colombia, pues somos el país vecino, el más fácil de atacar eventualmente. Y un dictador acorralado, como lo está Maduro, puede hacer más locuras de las que ya ha demostrado.
Hablemos ahora del tema Eln. El Gobierno no reconoció el protocolo, como es sabido. Cuba ha dicho que lo respetará y Estados Unidos lo amenaza con volverlo a meter en la lista de países terroristas. Nuevamente Colombia juega en esto un papel clave. Entiendo que el Gobierno Nacional no reconozca los protocolos después del atentado contra la Policía. Sin embargo, esta decisión ha afectado la relación con Cuba, país que actuó de buena fe al aceptar que allí se realizaran los diálogos.
Qué tema tan complicado este, pues dicen los expertos que en el futuro ningún país se prestaría para facilitar mesas de negociaciones entre el Gobierno y la subversión. Eso puede ser cierto, pero, ¿deben el país y el Gobierno permitir que sigan asesinando colombianos y no hacer nada?
El tema se ha prestado para enfrentamientos académicos e ideológicos y eso es válido. Pero la tolerancia del Gobierno debe ser cero.