EL PRESIDENTE URIBE YA NO ESTÁ sufriendo de su encrucijada del alma según me lo han confirmado esta semana dos personas muy, pero muy allegadas al Primer Mandatario.
La razón fundamental es que el señor Presidente considera que su permanencia en el cargo se convirtió en un asunto de honor personal, de dignidad.
Expone en privado el presidente Uribe que él no está dispuesto a dejarse tumbar por los opositores periodistas o políticos que, según él, desde los clubes bogotanos conspiran contra él y sus colaboradores.
Y esta reflexión, sin lugar a dudas, denota exactamente el talante del Presidente, quien a su actitud mesiánica le añade otra vez su firme creencia de que él, como Luis XIV, es el Estado.
Por eso es que el señor Presidente estigmatiza a los opositores al llamarnos enemigos de la patria, cuando criticamos o denunciamos casos de corrupción que por cierto ya parecen incontables.
Así las cosas, será muy poco lo que importa la decisión de la Corte Constitucional, porque como me dijo esta semana un ex ministro de Estado de este gobierno: “No creo que la Corte se vaya a enredar tumbando el referendo por unos asuntos formales”.
Como no me encuentro, por fortuna, entre los que piensan con el deseo en el sentido de que el Presidente no se hará reelegir, sigo viendo claramente lo que he venido insistiendo en esta columna por los últimos seis años: el Presidente se queda porque se queda.
Como liberal no puedo menos que apoyar a Rafael Pardo, pues es el candidato de mi partido y, por contera, le cabe el país en la cabeza. Pero hay que admitirlo: Rafael no despierta entusiasmo, aun cuando hace todo el esfuerzo para llegarle a la gente. ¡Pero es decente!
Con todo me temo que podríamos estar avocados a una segunda vuelta que podría ser entre Uribe y Noemí o Uribe y el candidato de coalición entre el Partido Liberal y Germán Vargas.
En la primera hipótesis no dudaría en votar por Uribe por aquello de que más vale malo conocido que bueno por conocer. En la segunda lo haría por el candidato que diga el jefe de la colectividad liberal. Me gustan los doctores Pardo y Vargas Lleras.
Pero digamos que, por esas cosas de la política y las deslealtades que tanto se ven ahora en contra el presidente Uribe, reapareciera con fuerza en la escena política don Juan Manuel Santos. En este caso votaría por él porque ahí podríamos estar seguros de que al otro día el presidente Uribe acaba condenado por la Corte Penal Internacional por la extradición de los comandantes paramilitares y los crímenes de Soacha. ¡Sin dudarlo!
Por fortuna el presidente Uribe ya no tiene la encrucijada en el alma, porque esa tranquilidad es la que lo va a conducir a llegar ilegítimamente a un tercer mandato o, en el mejor de los casos, a que por cuenta de sus otrora colaboradores y amigos cercanos acabe preso. Siquiera Dios está iluminando al iluminado porque entre los dos andan encandelillados.
* * *
Notícula: ¡Y seguimos esperando la decisión de los tres tenores!