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Tres años han pasado desde que Colombia está viviendo la pesadilla de tener como presidente a Gustavo Petro. Y sólo hasta ahora el mandatario les dice a los colombianos que ya no existen las insurgencias como grupos políticos, sino que son carteles del narcotráfico. Esto demuestra, sin lugar a duda, que la “paz total” no es nada distinto que una improvisación de Petro que permitió el fortalecimiento de los grupos al margen de la ley. Los dejó consolidar, devolviendo el país 35 años. No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que Petro, desde el primer día de su mandato, no estaba buscando la paz sino, más bien, siempre pretendió, por un lado, debilitar a nuestras Fuerzas Militares y por el otro, fortalecer a los grupos armados al margen de la ley.
Es por eso por lo que hoy, ante su fracasada “paz total”, ahora le echa la culpa a una cosa llamada la junta del narcotráfico de Dubái, de la que al parecer sólo él tiene información. En este tema como en todos los anteriores, el presidente de la República le echará la culpa a alguien más, porque no lo hemos visto aceptar una sola responsabilidad de todos sus fracasos, en ninguno de los temas que preocupan a los colombianos. Petro, no me cabe la menor duda, pasará a la historia como el peor de la historia republicana de Colombia. Tal vez eso se debe, entre otras, a su incapacidad para conectarse con la realidad y sus adicciones al “café”.
Colombia no se merecía un presidente que se levanta todos los días (cuando no se queda dormido) no a ver qué construye, sino a ver qué destruye. Los ataques terroristas de esta semana, entre los que se encuentran el de Cali y el asesinato de 13 policías en Antioquia, son sólo la punta de iceberg del desastre total de la improvisación, de la ineptitud y de la maldad de un hombre que nunca ha debido llegar a la Presidencia.
Duele Colombia, porque volvimos a las épocas de bárbaras naciones. El presidente Petro ha sido tan locuaz como irresponsable en el manejo de los temas del país. El cambio que prometió a los 11 millones de colombianos que votaron por él no sólo no se dio, sino que demostró con creces que nunca estuvo preparado para ejercer como primer mandatario de la nación. Les corresponde ahora a todos los candidatos de centro y de derecha buscar una alianza política que le permita al país retornar por la senda del crecimiento económico, la paz y el desarrollo.
Sé que es antipático hablar de uno mismo, pero en abril del 2022 en una entrevista para Noticias Caracol, ante una pregunta de Jorge Alfredo Vargas de qué pasaría si Petro llegaba a la Presidencia, le dije “que el país se iría para la mierda” y hoy estoy absolutamente convencido de que me quede corto. Duele Colombia, pero, ante todo, preocupa el estado en el que el próximo presidente, en todos los temas, va a recibir al país. Quien quiera que suceda a Petro tendrá que tomar unas muy difíciles decisiones, si es que pretende que Colombia no se pierda.
