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Releyendo la novela de Gabo El otoño del patriarca, me puse a reflexionar sobre cuáles serán las razones que tiene Gustavo Petro para compararse con los personajes maravillosos de García Márquez. Y la verdad no encuentro ninguna explicación lógica, porque Aureliano, el dictador patriarca, y todos los demás, con sus demencias y sus obsesiones, son mucho más sensatos, coherentes y profundos que Petro.
Tal vez el presidente tiene mucha basura en su cabeza y por eso habla tantas barbaridades como las de esta semana, que habló de las guitarras y las fuerzas cuánticas. Una explicación que dio en el consejo de ministros que no entendió absolutamente nadie.
Si se tratara de que Colombia es un país de novela y no de una dura realidad como la que tenemos que vivir a diario los colombianos con las enajenaciones del presidente, todo sería hasta divertido. Pero ciertamente no lo es porque no tenemos manera de escaparnos de los soliloquios de Petro y su megalomanía enfermiza.
Lo que sí sorprende es que todavía haya colombianos que le crean porque, como lo he dicho en otras oportunidades, agarrar a Petro en una verdad es imposible. La capacidad de acomodar los hechos a su realidad, que no corresponde con el contexto de los demás, es asombrosa. No le he oído en una sola alocución, discurso o leído en publicación en sus redes que acepte sus responsabilidades. ¡Es como si una tercera persona hablara de otra!
Desconozco cómo se llama esa enfermedad en que se disocia la realidad con la imaginación y se confunde con la ficción. Realmente qué interesante sería que, sin apasionamientos y una vez acabado este gobierno, la Sociedad Colombiana de Psiquiatría estableciera un comité científico para que estudiara profesionalmente y, sin sesgos políticos, la personalidad de Petro. No tengo la menor duda de que esto daría para un tratado de psiquiatría que, sin duda, les serviría a los estudiantes de esta especialización hacia el futuro, ya que Petro dice que va a pasar a la historia de humanidad y que va a trascender en la historia de la civilización occidental.
Los millones de lectores de Gabo jamás imaginamos que esa mezcla de talento, locura y mesianismo personificada en Petro llegaría a gobernar a Colombia. Pasarán décadas y, espero, buenos gobiernos para rehacer todos los daños que Petro le ha ocasionado a Colombia. A pesar de que él está convencido que ha hecho el mejor gobierno de la historia republicana lo cierto es que han sido factores externos a sus decisiones los que no han permitido que el país no toque fondo. Lo que él llama una economía boyante no es otra cosa más que los billones de dólares que están entrando al país por cuenta del narcotráfico, del contrabando y de la minería ilegal. No tiene la economía colombiana nada que ver con las decisiones del gobierno, salvo aquellas relacionadas con permitir que se disparara la producción de cocaína, tal como se ve claramente en la cantidad de toneladas que se han decomisado.
