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El jueves pasado, frente a la detención ilegal del dictador Maduro en contra de María Corina Machado, Petro solo atinó a decir que eran fake news. Qué posición tan ambigua la de este gobierno frente a las atrocidades del dictador. No me sorprende absolutamente nada de lo que haga Petro, pues su talante confrontacional y sus odios contra todo lo que no sea izquierda es el pan diario de cada día. No hay un solo tema de la agenda nacional que Petro no politice y manipule. Si hay alguien experto en publicar fake news es precisamente el presidente. Coger a Petro en una verdad es absolutamente imposible. No hay un asunto del gobierno nacional por el que él responda. Por el contrario, él le echa siempre a la culpa a alguien y si es lo que él llama oligarcas codiciosos y fascistas, pues eso lo hace mucho más feliz. Petro no se levanta a construir sino a destruir y es claro que así dejará al país cuando finalmente se vaya de la Presidencia: destrozado.
Capítulo especial merece la posición del presidente Petro frente a las elecciones del vecino país. El presidente dice una cosa, su vergonzoso canciller dice otra, y el espécimen que tenemos como embajador en Venezuela no rebuzna porque la configuración del cuello no se lo permite.
Ya quisiera Petro tener las calidades humanas y personales de María Corina Machado. Pero él se siente un héroe líder del mundo, porque militó unos años en el M-19 en donde jugó un papel lánguido y de segundón. Cómo será de mediocre Petro que ni siquiera pudo ser un buen guerrillero. Qué ser humano tan minúsculo e insignificante. Se le llena la boca hablando de Carlos Pizarro, quien lo despreciaba profundamente.
Las fake news no son las que se publican frente a las atrocidades del dictador Maduro, sino los que publican Petro y sus esbirros. Venezuela no se merecía la suerte que ha corrido en los últimos 30 años. Como Colombia tampoco se merece un presidente como Gustavo Petro. Que todas sus actuaciones, mentiras y manipulaciones nos sirvan para entender de una vez por todas que el 7 de agosto de 2026 Petro se va porque se va.
No debemos olvidar que Venezuela debe ser un espejo para Colombia. Muchos en las pasadas elecciones pensábamos y decíamos que Colombia no era como Venezuela. Y si bien tenemos más pesos y contrapesos, lo cierto es que a Petro le molestan mucho las decisiones de los jueces y del Congreso. A pesar de que se le llena la boca diciendo que es un demócrata, no lo es. De serlo, no habría estado al lado del dictador Maduro, es decir en el lado incorrecto de la historia. Tan beligerante contra Israel y tan permisivo con Venezuela. Alguien me decía en estos días que Petro tiene su brújula moral rota y, por eso, su permisividad con los criminales.
Decía la escritora francesa Madeleine de Souvre: “La mezquindad, la ignorancia y la presunción son la causa de la terquedad, porque las personas obstinadas solo quieren creer lo que ellos mismos pueden imaginar, y pueden imaginar muy pocas cosas”.
