El logro alcanzado esta semana por el presidente Trump en el medio oriente es, tal vez, uno de los más importantes de la historia en los últimos 50 años. Después de dos años del criminal atentado del grupo terrorista Hamás en contra de Israel y de la violenta arremetida de primer ministro Netanyahu contra Gaza, en donde se esconden los terroristas, no había otra opción distinta que la impulsada y presionada por el presidente de los Estados Unidos. Sin lugar a duda, el mundo estaba presenciando un muy doloroso “espectáculo” que no podía continuar en ninguna circunstancia. Israel ha estado sometida por décadas a los ataques de Hamás, Yemen e Irán y el pueblo judío fue víctima del peor holocausto en la historia de la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial.
El liderazgo de Trump, sin duda alguna, será reconocido históricamente.
Por supuesto que Gustavo Petro, en su megalomanía, está convencido que se llegó a un acuerdo gracias a él y exclusivamente a sus posiciones frente a Israel y Palestina. Es increíble que Petro les haya dedicado más tiempo durante su desastroso gobierno a los conflictos internacionales que a los gravísimos problemas que tiene Colombia, entre otros, el orden público.
Pero claro, como tiene unos bodegueros y unos áulicos que permanentemente le hacen creer que es un líder mundial, sin parangón en la historia del universo, Petro, ahora con este acuerdo de paz en Gaza, se quedará sin una de sus obsesiones, para continuar su pelea personal en contra del presidente Donald Trump. La pérdida de contacto del señor Petro con la realidad colombiana es apenas comparable con la de un loco que esté encerrado en un manicomio. Con la diferencia de que el delirante tiene tratamiento y lo de Petro es incurable. El Aureliano, Bolívar, Gandhi, Mandela y Jesucristo colombiano en cualquier país civilizado estaría enchiquerado y atado a una cama en un centro para locos. Por fortuna, esta pesadilla está pronto a acabar.
La ventaja es que al prócer galáctico le tocará irse de Colombia una vez acabe su mandato, porque acá le va a quedar imposible seguir viviendo. Tengo la información de que está planeando irse a vivir a Bruselas. Me parece bastante cerca, considerando el daño que le ha hecho al país.
No tendría espacio suficiente en esta columna para hacer un recuento juicioso y detallado de todo el daño que Petro le ha hecho a Colombia. Ojalá algún día pague por eso. Pero debe también servirnos para que se modifique la Constitución de tal manera que prohíba tajantemente que vuelva a llegar al poder un guerrillero, porque Petro nunca dejó de serlo, y exigir, además, exámenes psiquiátricos anuales a quien quiera regir los destinos de la patria. Lo que ha vivido Colombia es una pesadilla que será muy difícil de olvidar. En las próximas elecciones no debe haber ni un voto por la izquierda, porque quedó demostrado con creces que no saben gobernar y que lo único que pretenden es destruir. ¡Qué pesadilla Gustavo Petro!