De manera que pedir libertad y orden, como lo hicieron los gobernadores y miles de personas, entre las que me incluyo, nos vuelve golpistas, como lo sugirieron el exsenador Bolívar y el presidente Petro en su ya conocida y retorcida narrativa.
Faltaba más que quienes pedimos mano dura con la delincuencia ahora seamos los malos del paseo. Si bien el orden público —o, mejor, el desorden— no es un asunto exclusivo de esta administración, lo cierto es que se ha descompuesto bastante gracias, creo yo, a los mensajes anárquicos y equívocos del Gobierno nacional. No pasa un día en que no se les ofrezca a los delincuentes, comunes u...
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