Se conocen cada vez más algunas de las cosas que pasaron durante la campaña del doctor Óscar Iván Zuluaga para la Presidencia de la República, que ciertamente lo ponen en serias dificultades frente a la opinión pública y, eventualmente, frente a las autoridades penales y electorales.
Dos temas hasta ahora contaminan gravemente a Zuluaga, asuntos que no ha podido explicar satisfactoriamente. El primero, el del hacker Andrés Sepúlveda, a quien vimos reunido con Zuluaga y algunos de sus asesores cercanos (hoy uno de ellos, Luis Alfonso Hoyos, prófugo de la justicia). Zuluaga siempre ha sostenido que el hacker fue infiltrado a su campaña por parte del Gobierno a través del almirante Álvaro Echandía, director nacional de inteligencia del Estado colombiano. Este fue su principal argumento para justificar al menos una reunión con este criminal confeso. Esto, recuerde usted, se supo porque la revista Semana publicó un video de dicha reunión. Zuluaga ciertamente está enredado en lo que tiene que ver con su futuro como candidato del uribismo.
Esta semana, la Fiscalía absolvió al almirante Echandía de todos los cargos relacionados con la supuesta infiltración del hacker, lo que pone a Zuluaga en apuros, pues entonces queda claro que fue su campaña la que lo contrató.
Es más, esta semana su propio jefe, el senador Uribe, le pidió al comité de ética del Centro Democrático que investigue a Zuluaga y a la campaña, porque también ha trascendido de posibles dineros que financiaron a un asesor brasileño y que pagó la corrupta empresa Odebrecht.
Está claro que Zuluaga llegó a este asesor a través de la empresa mencionada. Está claro que la campaña le pagó US$1,6 millones. Está claro que el publicista habría recibido más de US$3 millones de Odebrecht para que asesorara a Zuluaga. Y empiezan las dudas, pues el entonces candidato dice que desconocía esa información, aun cuando el asesor lo confesó a las autoridades del Brasil.
Ahora bien, si, según ha contado Zuluaga, el asesor le pidió originalmente US$4,2 millones, pero la campaña le pagó US$1,6 millones, ¿nunca se preguntó Zuluaga por qué se lo dejó tan barato? ¿Nunca se cuestionó quién pagaría la diferencia? ¿No pensó que, habiendo sido Odebrecht quien le recomendó al asesor, podría estar de por medio algún interés? Muchas preguntas que Zuluaga con su experiencia no se hizo, o por ganar dejó que el asunto se fuera así. La Fiscalía tiene un papel muy importante para establecer si a Zuluaga le pasó todo esto a sus espaldas.
Queda muy averiado, pues, el doctor Zuluaga para pensar en la Presidencia del 2018, pues me temo que el senador Uribe lo soltó y se lo entregó a los leones, porque no piensa poner en riesgo la posibilidad de tener presidente de bolsillo.
Y finalmente, esta semana trataron de enlodar al senador Iván Duque porque asistió a una reunión en Brasil con el asesor en la que nunca se habló de plata. Duque es decente y eso no le sirve al uribismo: personas como él.
