Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
HE TENIDO LA FORTUNA DE VIVIR EN varias ciudades de Estados Unidos y Canadá. Allí entendí que algunos asuntos que en Colombia pisoteamos, como los Derechos Humanos, el medio ambiente, el respeto por las minorías, el cuidado de la fauna, la limpieza en las calles, las normas elementales de convivencia y la responsabilidad de los empleados públicos frente a los ciudadanos, son fundamentales para que los gobernados vivan de manera ordenada y civilizada.
Y traigo esto a colación porque esta semana vimos a algunos oportunistas revirarle al alcalde de Bogotá por haber impuesto la prohibición de vender licores entre las 11 de la noche y las 10 de la mañana en nueve zonas de Bogotá.
Pues creo que Moreno se quedó corto, porque en ciudades civilizadas, como Vancouver, no se puede comprar alcohol a las horas que ha prohibido el alcalde de Bogotá como tampoco se puede adquirir licor los días domingo. Aquí debemos comenzar por promover una regla que prohíba la venta de licores en sitios que no sean debidamente controlados por las autoridades y no como pasa ahora que se puede comprar trago en todas partes, empezando por las droguerías y los supermercados.
El Alcalde debe darse la pela y promover de una buena vez implantar la ley zanahoria. Si en ciudades sin problemas de orden público existen más limitaciones para comprar trago, con mayor razón se deben tomar decisiones más drásticas en una capital como Bogotá.
Si existiera la ley zanahoria a esta hora el muchacho asesinado en la Zona Rosa estaría en el seno de su familia. No hay razón económica alguna que puedan invocar los propietarios de bares y clubes nocturnos que justifique, desde ningún punto de vista, que haya siquiera un solo ciudadano muerto.
El bien particular debe ceder al bien general que, en este caso, tiene que ver con la necesidad de enfrentar el tema con drásticas medidas de orden público que no se pueden limitar a unos comparendos a quienes infrinjan la ley.
Me resisto a creer que, tal como me lo informó un concejal de Bogotá, Carulla de la calle 85 venda más de dos mil millones de pesos en trago por noche de fin de semana. De ser eso cierto estamos ante un problema mucho más complicado y difícil que el simple y ocasional consumo de alcohol entre los jóvenes que se reúnen en la zona. ¡Y el problema es gravísimo!
Con la operación zanahoria se disminuirían no sólo los índices de homicidios sino de atracos, accidentes de carros y, por supuesto, consumo de drogas y de alcohol. Anímese, Sr. Alcalde, que excepto los comerciantes, miles de padres de familia y millones de ciudadanos se lo agradecerán.
Notícula: ¿Será que Uribe también mandará para el carajo a la cuota burocrática de la “U” cuando Santos renuncie para lanzarse a la Presidencia? Desde ya me pido palco para ver la garrotera Santos vs. Uribe cuando el Ministro de Defensa no resista las ganas de ser candidato presidencial y tampoco se aguante la solapada forma de Uribe para hacerse reelegir.
