Conozco hace más de 30 años a Daniel Coronell y no solo he sido su amigo, sino además su alumno. Muchas de las cosas que me han permitido ejercer el oficio de periodista se las aprendí a él. Crearon Coronell y Daniel Samper una página web en la que publican sus columnas todos los domingos. Tienen semanalmente a un periodista invitado y entiendo que no son editores de lo que escriben sus huéspedes.
Hace una semana su invitado fue Alberto Donadio, un periodista investigador de muchos quilates. Sin embargo, su columna vinculando al presidente Virgilio Barco con el exterminio de la UP no solo es canallesca, sino además muy poco rigurosa. Basado en una fuente, sostiene que Barco se reunió en dos oportunidades con un mercenario para exterminar a los miembros de la UP. El supuesto contrato con el que le pagaron no existe. Todas las personas mencionadas por Donadio están muertas y no se tomó el trabajo de investigar sobre las actuaciones de Barco frente a la UP. Pues les voy a recordar algunas: por decreto estableció el delito de paramilitarismo; integró a la Policía un cuerpo contra los paramilitares; hizo el proceso de paz con el M-19 y lo intentó con las Farc; nombró ministro de Justicia a Guillermo Plazas Alcid, que tenía alianza política con Alberto Rojas Puyo, de la UP, quien fue nombrado embajador en Hungría para que no lo mataran; encargó de la Procuraduría y después ternó como procurador a Alfonso Gómez Méndez, quien había sido representante a la Cámara por el Partido Liberal en alianza con la UP.
Gómez conoció muy bien al presidente Barco y en una entrevista para Blu Radio calificó de estrafalaria la tesis de Donadio. Creo que, más que eso, es perversa, como sostiene en una columna de La Silla Vacía el biógrafo de Barco, el profesor Malcolm Deas: “El artículo de Alberto Donadio en Los Danieles no aporta ninguna evidencia seria. No revela el nombre de su testigo clave, quien puede tener los motivos más diversos y perversos para sus acusaciones, y que, además de ser inverosímiles en alto grado, denigran la memoria de dos hombres muertos, Barco y Montoya. Esto es una muestra ejemplar de fake news, este producto nefasto de nuestro tiempo”.
Virgilio Barco, a quien conocí desde que era un niño, me llevó a trabajar en su gobierno y estuve los cuatro años en varios puestos, todos cercanos a él. Fui su consejero en comunicaciones y estuve a su lado cuando asesinaron a Galán, a Guillermo Cano y a Pardo Leal. Vi su indignación y su dolor. Era liberal radical y, por ende, respetuoso de los derechos humanos. Le dolían los asesinatos de los miembros de la UP o de cualquier colombiano y se indignaba con los desmanes de la Fuerza Pública. Tanto así, que removió a dos de sus ministros por meterse con la UP.
Conocí al presidente Barco en su entorno familiar, con su esposa Carolina y sus hijos. Era, sin la menor duda, un hombre decente. Lo digo con respeto y admiración, pero creo que a Donadio se le fueron las luces.