Si vas a escribir, que sea con tus palabras y tu vida y tu andar, con tu cadencia y tu afinación, pues para leer una historia escrita según las máquinas o las instrucciones de quienes decidieron aleccionarnos sobre cómo se escribe, prefiero los folios judiciales, que por lo menos tienen el nervio de las crónicas rojas. Si vas a llenar hojas y hojas de fórmulas, para que tu voz sea cualquier voz, avísame y jugamos un rato a los robots y dejamos a un lado lo que nos quede de ser humanos, que es mejor jugar a las tuercas y los tornillos y los circuitos, y engañarme, que constatar tu robotización. Adviérteme que lo que pretendías era estar a la moda, o ganarte algún premio, o ser aprobada por millares de robots y sumar lectores y aplausos, como cuando sumábamos tapitas de gaseosas y las arrumábamos en el armario por decenas y cientos, a la espera de que hubiera una promoción de tapitas por chocolatinas o láminas de álbum.
Si vas a contarme un cuento, cuéntamelo como te salga, y ante todo, no se te ocurra preguntarme cómo se cuenta un cuento, que yo no sé ni de cuentos ni de poemas ni de estructuras, pero he aprendido a percibir la sinceridad, y si es cuestión de elegir entre lo supuestamente perfecto y lo espontáneo, no te quepan dudas de que siempre voy a elegir la espontaneidad, la frescura. Cuéntame tu cuento, no el cuento de otra persona, tu cuento, ojalá infinito, como decía aquella canción con la que tantas veces desafinamos juntos, para que al final, cuando termines, podamos repetir una vez más, citando a Saramago, que “somos cuentos de cuentos contando cuentos, nada”.
Comienza con una palabra, que esa palabra te irá delineando un camino, y atrapa ese camino, vívelo, que mientras vayas escribiendo, que es como decir viviendo, sentirás cada uno de tus sentidos multiplicado por millones. Odia, si eso es lo que quieres. O ama, o desprecia, o sé indiferente, que en tus textos todo será posible. Será el único lugar en el que todo será posible, aunque te digan que son fantasías. Es más, será el único lugar en el que puedas ser tú, realmente tú, muy a pesar de los totalitarismos que nos inundan por estos días y que nos quieren volver simples comunicados de prensa.