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En borrador

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Fernando Araújo Vélez
22 de octubre de 2023 - 02:41 a. m.
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He ido por allá y por acá en estado de permanente borrador. A veces, le añadí unas cuantas líneas a mi historia, y a veces se las quité, o eliminé algunas. Fui un dibujo y un relato y una película y una canción siempre en obra negra, un poema inconcluso y una historia repleta de vacíos y de inventos, y aunque me digan lo que quieran, cada vez soy más consciente de que seré un borrador incluso después de que me muera. Fui, caminé, corrí, hablé, canté y me callé en forma de borrador. Viví en forma de borrador, y como borrador, me creé, me forjé, me inventé, me diluí, y por momentos hasta desaparecí para volver instantes más tarde con un ápice de memoria y un montón de nuevos relatos que se superpusieron a sí mismos y construyeron una especie de leyenda cuya única verdad, tal vez, fue mi nombre.

Fui el borrador de mi primer beso, de mi primer llanto y mi primera sonrisa, y fui mi propio héroe jugando a la pelota y relatando jugadas imposibles ante el asombro y la duda complaciente de quien las escuchaba. Fui mi personaje, el borrador en carbón de un oscuro personaje que vivía en un cuartucho de dos por dos, y si me la pasaba tardes, noches y madrugadas leyendo a lúgubres autores que escribían sobre lúgubres personajes, fue para ser uno de ellos, y vivir y hacer, como ellos, en estado de permanente destrucción y construcción. Fui obra negra una y otra vez, siempre sin terminar, siempre por hacer, y si mal no recuerdo, solía jugar al detective o al ladrón entre los desolados ladrillos y los montes de arena de las construcciones en obra negra de mi barrio de infancia.

Fui una nota suspendida y un final siempre abierto, como ocurría a menudo en las canciones que oía tirado en el sofá de la casa, “Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones”, o, “abrite a los amores, que vamos a intentar la trágica locura total de revivir, vení…”, entre tantas otras. Fui papel carbón cuando transcribí de los discos y a punta de aguja de diamante aquellas y muchas letras más, y quise ser canción, o por lo menos, el borrador de alguna canción. Fui una película con diálogos casi silentes en la que importaba más lo que no se decía que lo que estaba tan expuesto, muy al estilo francés de los 60 y 70. Fui una libreta de notas repleta de garabatos sin aparente sentido, dibujos a mitad de camino y sin ningún final, y fui camino, un eterno “camino al andar”.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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Oscar(36876)23 de octubre de 2023 - 12:27 a. m.
Como siempre Fernando, excelente columna.
Flavio(nrv85)22 de octubre de 2023 - 10:58 p. m.
Fui.Somos borradores.
conrado(xybxp)22 de octubre de 2023 - 07:14 p. m.
Borrador que no borró. Excelente columna.
jose(lr3j3)22 de octubre de 2023 - 03:32 p. m.
Es el retrato de la vida. excelente columna.
clara(87777)22 de octubre de 2023 - 03:09 p. m.
Bellísimo
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