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El Caminante

En la mala

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Fernando Araújo Vélez
13 de noviembre de 2021 - 10:43 p. m.
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Hubiera querido ir al Everest como a una revolución y haber cuidado cada uno de los detalles, comenzando por la elección de los acompañantes. Haberlos visto y analizado. Haber hecho pruebas con ellos, uno por uno y en grupo, en supuestos momentos límite, con el miedo atragantado en la garganta, para saber de sus reacciones, porque la vida y la historia de la humanidad han sido más de reacciones y de momentos límite que de grandes estudios, y porque en la mala, en las malas, nos conocemos más y mejor. En las malas sacamos lo que realmente tenemos, y ponemos sobre la mesa nuestros valores y principios, y reaccionamos de acuerdo con ellos, o simplemente actuamos por instinto, a sobrevivir y aplastar y matar o morir.

En las malas, entre el fuego cruzado de balas y bombas, oliendo a sangre y a carne chamuscada, o a seis mil y más metros de altura, sin oxígeno casi, somos quienes somos, sin máscaras ni armaduras. En las malas, con el aliento de la muerte y del final encima, decidimos resistir y seguir porque estamos convencidos de nuestra lucha, de nuestro propósito, sea el que sea, o resistimos y seguimos, empujando al abismo al otro, porque el otro es un obstáculo y hay que eliminarlo y desde que nacimos nos nutrimos de la idea de que somos el centro del universo y el universo es solo para nosotros. En las malas, también, a menudo, nos decidimos por la opción de no resistir, de no seguir, de vencernos, simplemente porque allí, enfrentados al abismo, comprendemos que nada tiene sentido y que nuestro único fin es el vacío.

En las malas y por las malas nos fortalecemos, y como en un repentino ataque de clarividencia, valoramos a quienes nos rodearon. Los desnudamos. Comprendemos por qué y para qué estaban a nuestro lado y nos buscaron, y más allá de eso, cuál era su interés, dentro de ese inmenso entramado de intereses que crea y forma todas las relaciones, porque puestos a profundizar, nuestras relaciones surgen de intereses, y si ponderamos algunos y despreciamos otros es en esencia por nuestra propia escala de valores, no porque haya un bien y un mal. Unos serán mezquinos, ruines, se basarán en esa perversa cadena de favores de “yo te doy si tú me das” que nos está carcomiendo cada día más, y otros serán dignos, grandes, como crear y sumar y luchar por el otro y los otros y con el otro, pero igual, todos son y serán siempre intereses.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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Lalo(70277)14 de noviembre de 2021 - 01:19 a. m.
Generalizaciones bastante discutibles
toribio(27030)13 de noviembre de 2021 - 11:01 p. m.
Creo que hay intereses pero unos son sanos y otros mezquinos.
PEDRO(90741)13 de noviembre de 2021 - 10:57 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 267 días para que termine este provocador gobierno. Y está en usted evitar que se repita, no vendiendo su voto por una miseria, que le pesará por lo menos por cuatro años.
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