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La distancia

Fernando Araújo Vélez

14 de agosto de 2021 - 06:12 p. m.

Quiero distancias, busco distancias. Añoro viejos tiempos con más viejas distancias aún, cuando en lugar de ver y de escuchar a alguien a cada segundo de cada día y todos los días, imaginaba a ese alguien y de tanto imaginarlo, creaba. O recreaba. Pintaba de colores muy vivos las tardes grises y a la gente gris, los hombres de gris de los que hablaba Michael Ende en Momo, y viceversa, porque a veces tanto color me mareaba, me aturdía. Tanta palabra, tanto ruido, tanta imagen hacían que no lograra percibir nada, aunque igual, siempre acababa por tener la posibilidad de echarme en un pastizal a inventar a los que estaban lejos, siempre, porque no había aparatos que me estuvieran enviando pitidos de alerta, o que me recomendaran canciones o películas que no me interesaban, y menos, que me mostraran segundo a segundo y el minuto a minuto de quienes estaban lejos, distantes.

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Quiero distancias para tener tiempo y espacio y pensar en lo más valioso de quienes están lejos, incluso, de aquellos a quienes no he logrado valorar, porque en últimas, todos somos todo, y nos guste o no nos guste, todos tenemos motivos para hacer y haber hecho lo que hemos hecho. Busco distancias, porque solo en la distancia consigo medio comprender, en vez de juzgar y condenar, y sólo a unos cuantos kilómetros, e inclusive a algunos años, logro contar los muertos que han dejado las tormentas, que es un decir. Anhelo, entre el incesante bombardeo de presente, de hoy, de aprobación, de modas, de inmediatez y de espectáculo y de éxito, un cúmulo de distancias, y espero enterarme en la lejanía de que la multiplicidad de roces, tropezones, pisotones y codazos y todo aquello que surge del hacinamiento quedó en el pasado y “está muerto y enterrado”, como decía Serrat.

Busco distancias para no dejarme contagiar, para acercarme a mis verdades, “aunque haya que amar a nuestro enemigo y odiar a nuestro amigo”, como decía Nietzsche. Busco distancias para tratar de ser más justo, dentro de mi idea de justicia, para superar esa idea que tanto vende de que todo proviene de los sentimientos, porque los sentimientos, lejos, muy lejos, se van transformando en razones para, y en certezas, en pensamiento, y si son sólidos, en voluntad. Busco distancias para comprender que la solidaridad que surge de las modas y del odio y de los sentimientos no es nada, o es farsa, si no va de la mano con hechos, con hacer y sumar, y ojalá, no solo un día sino todos los días de nuestra vida. Busco distancias, en fin, y leo viejos libros que me ayudan a distanciarme y a concluir que la distancia puede estar mucho más cerca de lo que siempre creí.

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Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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